Río Cea
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Río Cea a su paso por Sahagún, con el Puente Canto al fondo
Nace en la Piedra del Agua, en la sierra o puerto del Pando, en la vertiente meridional de la cordillera, dentro del término de Prioro. Se trata de un escenario denso y escabroso.
El nacimiento es por medio de numerosos manantiales en las montañas que dominan Tejerina y Caminayo, que se van reuniendo entre las Muñecas y Morgovejo. Estas principales fuentes reciben el nombre del Tejerina, y que a poco de su nacimiento en las montañas que rodean al pueblo forma una hermosa cascada conocida como del “Gorgollón”; del Cadijal, que se le une en Prioro; del Valle, que desciende de las estribaciones de Peña Labra, en Caminayo, pueblo famoso entre otras cosas por sus cuevas carentes de grandes dificultades para recorrer mas de un kilómetro entre estalactitas y estalagmitas.
El río deja a Prioro unos metros atrás; todo este terreno era del Señor marqués del Prado. Coge la dirección vertical y atraviesa el suroeste de la provincia, tomando una oblicuidad hasta la desembocadura.
Un pastor de merinas
me dio piñones;
yo le di calabazas
que son mayores.
Esta es zona de pastores y de ganaderos. Pero sobre todo es tierra religiosa, de creyentes. Sobre el pico Buscey no hace mucho se entronizó la Virgen del Rosario para que presida la vida de esta montaña, a la que la falta poco para ser santa.
Para empezar a cantar
pido a la Virgen María
que me ayude con sus gracias
que no puedo con la mía.
No te subas a la torre
que te vas a marear,
en la torre no hay mareos,
el mareo está en el mar.
Al otro lado del río
dicen que cayó mi amante;
yo no le tuve la culpa,
si cayó, que se levante.
Allá va la despedida,
y en la despedida un ramo,
con un letrero que dice
¡viva quien está bailando!
A tu puerta llegamos
niña, los mozos
a que nos des un queso
muy generoso.
A tu puerta llegamos,
¿quién coge el queso? Yo.
Quédate con Dios, niña,
quédate con Dios;
que nos has dado un queso
que vale por dos.
Quédate con Dios.
El río va cogiendo fuerza y abre un paso de montaña conocido por “las Conjas”; algo abierto por el río, con piedras de colosales dimensiones; se trata de una importante “hoz” formada por una montaña de “constitución de almendras”. No es tan largo ni tan hermoso como el de Vegacervera; pero también es maravilloso.
Deja atrás la “hoz”, y el río se va acercando al balneario de Morgovejo, de aguas termales, para la piel. Enseguida está el pueblo, donde se le une el Caminayo. Morgovejo tiene origen romano porque aquí acampó un destacamento que mandaba Marco Velio; también es famoso por ser patria de San Juan de Prado, misionero y mártir.
En Morgovejo, señores,
no brillan los naranjales;
brillan los buenos talentos,
los santos y las aguas minerales.
También le dio fama su preceptoría, donde empezaron muchos a despertar la inteligencia y la posterior dedicación a enseñar.
En Villacorta, los ramos;
en Valderrueda, las hojas,
en la Sota, los rosales,
y en Morgovejo, las rosas.
Vienen después dos poblados; La Sota, primero, y después Soto, con el apellido de Valderrueda. Toda esta tierra es germen de curas, de frailes y de monjas; sigue siendo la montaña santa.
Al límite de la tierra riañesa y a la entrada de la sahagunera se halla Puente Almuey, que es un enigma municipal y espeso. Lo componen tres barrios, y cada uno de ellos pertenece a distinto ayuntamiento: a Renedo, a Valderrueda y a la Vega de Almanza. Para “arreglar” los asuntos municipales se reúnen cada alcalde en redor de una piedra triangular, con huecos para fijar la jarra de vino, sin salirse de la jurisdicción.
Aquí se une al Cea el Muñecas, que baja de las cercanías de la Virgen de la Velilla; y también el Guzpeña, que nace por las tierras de Prado. Buena zona minera de antracita.
Sigue el río su curso hacia abajo, y llega a Carrizal, donde se le une el arroyo, y el valle se abre. Por las faldas de la sierra, una moza como un sol, va buscando día y noche su perdido corazón.
A mi me llaman loco,
el loco de Carrizal,
todos comen trabajando,
yo como sin trabajar.
¡Magnífica filosofía, caray!
Villamorisca más abajo, con artesiano de agua envidiable. Y Quintanilla, lugarejo que cuenta con una interesante iglesia de transición al gótico. En Villacorta se resiste una casa con escudos, y al lado tiene una leyenda que escalofría su lectura: “En la casa donde mora el varón que mucho jura, nunca le falta desventura”. El escudo está compuesto de dos leones rampantes, un castillo y un águila.
A la Vega de Almanza llega ya el río, y puede contemplar su románica iglesia. Cabrera venera una tosca imagen del Rosario que es popular. Cebanico se encuentra en la margen derecha, pasando el río entre dos carreteras. Cebanico es también de origen romano, de “cibus” (comida), debido a que hubo un depósito de víveres para los soldados que defendían los “castros”.
Más abajo ya está Espinosa de Almanza, en la vertiente de las dos Calaveras, la de Arriba y la de Abajo. Se cuenta que un viejo quisquilloso y molesto, de jeringativo espíritu, decía: “ si me muero en Calaveras de Arriba, me enterráis en Calaveras de Abajo; y si me muero en Calaveras de Abajo, lo hacéis en Calaveras de Arriba”. Y cuando le preguntaban el por que armaba este lío de enterramientos, agregaba: por “amolar”, hijos; por “amolar”.
Y de Calaveras de Arriba baja el arroyo Reales, que se le entrega por Mondreganes, famoso pueblecito, feudo de los marqueses de Alcañices, y que ostenta en su iglesia una crucería gótica igual que la de Grajal de Campos.
Almanza ya esta a la vista, con su mirador, con su viejo recinto medieval amurallado, en el que quedan todavía cubos y arcos en diversos estados de conservación. Era un “burgo” pequeño que ahora alcanza un buen desarrollo.
Pasado el pueblo recoge el Cea al río Camba, por su izquierda. Del otro lado está Castromudarra, en las cercanías de un estratégico “castro” que el río lame por su base.
Villaverde de Arcayos, pueblo romero, con su ermita a la Virgen de la Yecla, donde se reúnen las gentes de una extensa comarca.
El río Cea abandona su zona truchera, aunque después se pesquen algunas que buscan mayor libertad, y ese es su peligro.
Arcayos, Villamartin de Don Sancho, Villaselan, Castroañe, Santa María del Río, Villaceran son pueblos más o menos próximos del Cea, antes de llegar a Saelices del Río, pueblo famoso por la leyenda de su “torre de Barriales”.
Viva Saelices del Río,
y su iglesia tan famosa,
y la Torre de Barriales,
que en la comarca no hay otra.
Saelices toma su nombre de su antiguo patrono, San Félix, y de aquí arranca su leyenda, desde el año 1.180, en que dicen que ocurrió la destrucción del poblado por las hormigas, como un castigo divino.
Próximo a Cea se halla Bustillo de Cea, que celebra su fiesta de Santa Eufemia por las calendas de septiembre.
Y ya se vislumbra Cea, con su antiguo castillo dominando al río y al casco urbano; famoso e importante cuando los tremendos ataques de Almanzor, y luego con toda su historia dramática y antigua jurisdicción que la hizo importante en la Edad Media.
La sobrina del alcalde
es una chica muy fina;
está hablando a todas horas
con un mozo en cada esquina.
Con la vara que mides
serás también medido,
y no te quejes
que tú lo has querido.
El buey suelto
bien se lame,
y no hace caso
aunque el amo le llame.
Tiene fama la fiesta de “las Úrsulas”.
El Cea llega a Trianos, donde estuvo el célebre monasterio del siglo XII, del que se conserva afortunadamente algunos restos arquitectónicos, y el cantar que corre de boca en boca:
Peceñil y Codornillos,
Villamol y Castellanos,
tienen los trigos (hijos) a medias
con los frailes de Trianos.
Siguen las aguas hacia el Sur, y pasa cerca de Villamol, de Villapeceñil y de Codornillos, a donde llegaba el coto o “Villa de Zacarías”, con su ejecutoria santiaguista; paso de la calzada romana y lugar de descanso de los romeros.
Sahagún con la historia de su monasterio de benedictinos de universal renombre, y en donde estuvo algún tiempo la corte de Alfonso VI después de haberle cedido la corona su hermano, al que castigó.
Aguas arriba fueron martirizados Facundo y Primitivo, las aguas arrastran sus cadáveres y fueron encontrados por caballeros borgoñones, dando nombre al lugar.
El río se duerme calmoso para ver las viejas torres, y oler al perfume universal de su universidad, protegida por los reyes donde los “abades mandaban más que reyes”.
Viva Sahagún porque tiene
la Peregrina en su trono,
y el Niño en su camarín
con su cadenita de oro.
Coplas de romería y de ronda:
Vas al molino, niña
a robar los corazones;
no me robes el mío
que está en prisiones.
Pero también vienen las burlescas, de la “tantáriga”, o de “Pastor-Bono”, ¡que más da!:
Ha reñido la tía Modesta
con el hijo de la Pascuala
porque los dos querían la cresta
del gallo, que es colorada.
La hija de la Bibiana
esta pirriada por Nino,
pero éste que es un vaina
está pirriado por el vino.
¡Para que seguir!
Aguas abajo, San Pedro de las Dueñas, con su monasterio del S. XII, interesantísimo y bien restaurado.
Lunes, letanía;
martes, letanía;
miércoles, letanía;
jueves la Ascensión;
viernes a la escuela;
sábado al rincón,
domingo, la Santa Espina,
¡que bien trabajo yo!.
Así cantaban los de Grajal por la fiesta de la Santa Espina, la fiesta solemne, donde los hombres salían con capas y las mujeres con pañuelos, y las mozas con corpiños y dengues. Por las lomas donde están las bodegas se escucha el eco de la mocedad de principios de siglo. Que el día de San Antón, armaba la marimorena con una batalla campal con lanzamiento de piedras y todo proyectil que se ponía a mano. Los mozos iban cubiertos con los gorros militares de los soldados de la guerra colonial. ¡Y que bien les votaban algunos!.
Galleguillos, tierra de nacencia de Fray Luis de San José, franciscano, que antes fue pastor. Cuando se iba a “la Portería”, devoción que fomentó el frailuco, y que se celebra el primer domingo de septiembre, se cantaba:
Ay, pueblin,
ramo de flores,
lo que te gusta
son los labradores.
A tu puerta estamos cuatro,
cuatrocientos en cuadrilla,
si quieres conversación
saca cuatrocientas sillas.
El río sale de la provincia, como un Guadiana cualquiera, para volver y despedirse definitivamente, pero antes se escucha:
A la suegra gordinflona,
que tiene un genio de fiera,
por molesta y por gruñona
se la mete en la perrera.
La mujer es ciega
y el hombre no ve,
vaya un matrimonio
que vamos a hacer.
El río pasa por tierras vallisoletanas de los Melgares, de Mayorga y se acerca a Gordoncillo, antigua jurisdicción cedida por Alfonso VII al monasterio de San Isidoro de León. Tierra natal de Fernando de la Bastida, defensor de la doctrina de la divina gracia. Tierra rica, tierra feraz, de buen vino. Dicen:
Si Valderas tiene,
Gordoncillo no se cae.
Y llegan las coplas, con donaires y gracia, como éstas:
Si tu madre quiere un rey,
la baraja tiene cuatro:
rey de oros, rey de copas,
rey de espadas, rey de bastos.
Dos cestos son una carga,
tres cestos, carga y media;
cuatro cestos son dos cargas,
y cinco son dos y media.
Y, por último, Valderas, la antigua “Brigetium romanum”, capital de las siete villas, ciudad de María de las Hazas que tuvo su primer castillo en el siglo X, con la heroica aptitud de los vecinos que en el año 1.387 quemaron la villa para no entregarla al duque de Lancáster. ¡Buen casco urbano, con sus puertas mudéjares, como la de las Arrejas; y sus plazas, calles históricas, y sus casonas.
Lo mejor que hay en el mundo
es el vino de Valderas,
porque dentro de una cuba,
caben muy pocas penas.
Los carros que van de Campos
a la montaña nevada,
van llenos de pan y vino,
vuelven con laurel o nada.
Dicen que a Valderas
no se le ve en el mapa
pero bebiendo vino,
nos conoce hasta el Papa.
Tres cosas tiene Valderas
que no las tiene Madrid:
las Arrejas, la Altafría
y el majuelo de Don Pedrín.
Y después de escuchar estas buenas cosas, el Cea se va definitivamente, con pena, para, atravesando Valladolid y Zamora, desembocar en el término de Castrogonzalo, en el sitio de “la Carrancha”, donde se une al Esla, un poco antes de empezar el embalse, y tras un recorrido total de 174,861 kilómetros, de los que corresponden a la provincia unos 81.
Entre los afluentes, muchos y de poco cauce e importancia, que recibe, se encuentran: el Arcayos, que nace en los límites de Palencia; el Camba, que también viene de aquellas tierras; el Perezuela, que surge de las tierras de Castellanos y cruza las de Villamol y Codornillos; el Rebedul, el Puente, el Sedano, el Utielgo, el Valdefresno, el Valdencinar, el Valdelarcos, el Valle.
Hasta ahora no se ha sacado rendimiento hidráulico al río, salvo algún molino o pie de presa, y los regadíos particulares. Existe un proyecto de embalse para 85 millones de metros cúbicos para regar 9.100 hectáreas. Este proyecto, que data de antes de 1.931 se situaba en las Conjas de Prioro; mas tarde se pensó en Almanza; la longitud de la presa sería de 5,800 kilómetros, con una altura de 30 metros, teniendo en su superficie de embalse 785 hectáreas, anegando Canalejas, Mondreganes y Cabrera.
Su recorrido presenta dos zonas diferenciadas: un curso alto de montaña con una red fluvial densa y ramificada, y un curso medio-bajo, donde el aporte de agua no está garantizado, acusando el cauce principal las sequías estivales. Este estiaje se ha solventado algo por el trasvase del Esla, con la construcción del embalse de Riaño
J. Pastrana
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