Historia de la Semana Santa en Sahagún
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Aunque las cofradías tuvieron singular importancia desde los siglos medievales, parece que su origen fueron las corporaciones romanas de mutuo auxilio que prestaban socorro y asistencia a sus miembros en casos de apuro económico y que, llegado el momento de la muerte, se encargaban de prepararles un digno entierro acompañado por los demás cofrades. Estos hermanos se agrupaban en lo que los latinos denominaban COLLEGIA, es decir, corporaciones de oficio que rendían culto a su propia divinidad protectora cuya fiesta, además, celebraban.
Con los primeros siglos de la Edad Media, las cofradías adquirieron un carácter cristiano de hermandad ya que nacieron bajo el impulso de la iglesia y lo mismo se ayudaba cuando necesitaban defensa contra el enemigo que en los asuntos sociales o económicos.
Para ingresar en esta comunidad era necesario que el neófito firmara un pacto con ella que le implicaba personalmente y le comprometía.
Al igual que los romanos paganos, cada cofradía cristiana tenía su propia fiesta patronal y su santo protector.
Pero, junto a estas encomiables prestaciones, surgieron en la Edad Media leonesa otras hermandades creadas a la manera de grupos de conspiradores juramentados que se comprometían a defender sus intereses aún a costa de un enfrentamiento de sangre.
Dos son los casos mejor conocidos de nuestra historia: la Hermandad de Santiago de Compostela y la de Sahagún.
Durante el reinado de Doña Urraca, la desafortunada hija del gran emperador Alfonso VI, las luchas civiles se sucedieron y los enfrentamientos armados entre sus partidarios y los de su segundo esposo Alfonso el Batallador, rey de Aragón, arrasaron estas tierras leonesas.
Los Sahaguninos se dividieron en dos bandos irreconciliables: los campesinos junto al abad, es decir, del lado de la legítima reina mientas que los francos y mercaderes, reunidos en hermandad, se confabularon para atacar al monasterio y enfrentarse a sus vecinos. Corrían los primeros años del siglo XII y esta primera hermandad de Sahagún terminó en un auténtico río de sangre.
Superado este dramático episodio, los monarcas trataron de controlar mejor a las hermandades y cofradías intentando evitar un conflicto similar al ocurrido en Santiago de Compostela y en Sahagún.
Por ello se generalizaron las cofradías gremiales y profesionales, reuniendo a los individuos que se dedicaban a un mismo tipo de trabajo o de ocupación, jerarquizadas en maestro-oficial-aprendiz, en las que se ingresaba mediante el pago de una cuota y la aceptación de la mayoría de los miembros antiguos.
Pertenecer a una cofradía suponía, en la Edad Media, hasta el reinado de los Reyes Católicos, encontrarse integrado en un grupo protector que vigilaba por las buenas costumbres, regulaba la práctica de un oficio –si eran gremiales- y servía a la comunidad organizando, el día de su patrón o en Semana Santa, procesiones en las que, en ocasiones, se repartía a los más necesitados de la comunidad ciertos alimentos.
En Sahagún tenemos la suerte de encontrarnos con referencia a las cofradías de la villa desde el siglo XIV pues, según nota en un documento de 1352, por esas fechas existía una hermandad de cofrades de Nuestra Señora del Puente y otra, datable en el siglo XV llamada de Santa María.
Entre los cristianos españoles las primeras procesiones se remontan a la etapa medieval, si bien es cierto que, a partir de mil cuatrocientos, adquieren notable protagonismo las de Semana Santa, época en la que se conmemora la Pasión del Salvador.
Así se recordaba también en Sahagún estos días santos para los cristianos pues tenemos constancia de la celebración de Procesiones de Semana Santa desde los tiempo de los RRCC, recorridos que no siempre concluían en paz pues, tal y como recuerda un diploma de la Semana Santa de 1487, con ocasión de la procesión de San Lorenzo de esta villa, un clérigo aprovechó la multitud para herir a Martín de Almazán, fiscal del abad del monasterio, también clérigo.
¿Se encuentra en esta procesión de San Lorenzo, sin duda organizada por una cofradía, el origen y antiquísimo de la de Jesús Nazareno?
Es muy posible pues a lo largo del siglo XVI fueron muchos los Sahaguninos que ordenaron en sus testamentos mandas para la cofradía de Jesús Nazareno sita en San Lorenzo lo que nos llevaría a suponer un nacimiento anterior.
Cumplía esta cofradía una labor asistencial característica de las hermandades medievales, pues se encargaba de ofrecer en Semana Santa pan y vino a los porteadores de los pasos y a los más necesitados de la villa.
Actualmente se sigue repartiendo pan y orujo a costa de la Cofradía de Jesús Nazareno.
Apuntan esta teoría no sólo estas actividades caritativas sino, también el hecho de que la mayoría de los miembros primeros de la cofradía pertenecieran al gremio de los hortelanos, es decir, de los campesinos, en último extremo, de los auténticos sahaguninos, no de aquellos forasteros francos que encontraron, gracias a la bondad de los primeros y la protección real, acogida favorable en esta hermosa y generosa tierra. Todavía en el siglo XVIII era costumbre que los hortelanos llevaran a hombros el paso de Jesús Nazareno, principal de la hermandad, mientras que otros eran portados por los carpinteros, los pescadores o los pastores.
Si esa desconocida cofradía sita en San Lorenzo bien pudo ser la antecesora de la que hoy llamamos de Jesús Nazareno, otra costumbre típica de la Semana Santa de la villa también hunde sus raíces en los siglos medievales aunque su reimplantación sea reciente como la ISA, propia de las mañanas de Viernes Santo.
Consiste en llevar a hombros y en volandas con los pies por delante, a los forasteros o a los madrugadores hasta las puertas de la capilla donde se custodian los Pasos y que, si bien es muy posible que tenga un cierto origen litúrgico, no lo es menos que, tal vez, recuerde las actividades belicosas de aquella vieja hermandad sahagunina de tiempos de Doña Urraca.
En el siglo XIII otra hermandad de sahaguninos llegó a perseguir a quienes se oponían a su voluntad, y eso que eran sus vecinos y muchos hombres del monarca, y que buscaron refugio en sagrado en la iglesia de San Lorenzo, junto a la cual se encuentra, desde tiempo inmemorial, en su propia capilla colindante con el templo, la cofradía de Jesús Nazareno. Tal vez se recuerda este hecho con la ISA aunque, quizás, sea una extraña mezcla de muchos otros factores.
Desde los primeros momentos de su existencia, la cofradía de Jesús Nazareno, ha cuidado con primoroso afán de su capilla hasta la actualidad y el presente abad, Don Leandro Álvarez Luna.
En la semana Santa de 1766, después de la procesión del Entierro de Cristo, en Viernes Santo, se reunieron en ella los hermanos para tratar un asunto de especial interés para todos pues la capilla se estaba arruinando y, como este espacio sagrado dependía única y exclusivamente de la cofradía al ser de su propiedad, debían atender a su reparación a costa de los bienes de la hermandad. Hoy en día, la cofradía atiende al mantenimiento del edificio y de los pasos con singular tesón gracias a la encomiable labor de su abad y hermanos y al apoyo económico de algunos vecinos de Sahagún como Doña Teresa Baillo.
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