Pedro Ansurez
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Su nombre se contrajo en Peransurez y Peranzules, como le dijeron sus contemporáneos, natural de Sahagún, embarcó con Francisco Pizarro en 1530 y es el propio Pizarro quien envía a Peranzules a España en 1536 con la misión de dar cuenta a la corona de la sublevación del inca Manco, quien ponía en gran peligro la conquista. Lo que supone ser ya Peranzules uno de los confidentes más íntimos de Francisco Pizarro y el mas enterado de los entreveros de aquella empresa de gigantes. Cumplida la misión por Peranzules ante la emperatriz doña Isabel de Portugal, por cuanto Carlos I se hallaba empeñado personalmente sus fuerzas contra los franceses.
Cuando Peranzules llegó a Lima con los despachos reales -llevando consigo a varios hijos de Sahagún y a otros leoneses ilustres- ya Almagro había abandonado la conquista de Chile, poniendo cerco al Cuzco y haciendo prisioneros a Hernando y a Gonzalo Pizarro.
En 1538, vemos a Peranzules acompañando a Hernando Pizarro y avanzando hacia el Cuzco con 800 hombres que el gobernador había puesto a sus órdenes para la empresa de rescatar la ciudad. El día 6 de abril de 1538 tuvo lugar el enfrentamiento en el lugar de Las Salinas -a dos millas de Cuzco-, por espacio de dos horas, se libró un duro combate ante el asombro de miles de indígenas, que lo contemplaban entre alaridos de estupor y gritos desencajados por creerlos inmortales. La victoria sonrió a las fuerzas de Hernando Pizarro, en cuyos frentes ondeaban las banderas imperiales, una de las cuales -la mas aguerrida, nos cuentas las Crónicas- iba enarbolada en manos del capitán Peranzules, escoltado por Gaspar Rodríguez de Camporredondo, su hermano y otro de los hijos ilustres de Sahagún.
Entraron los vencedores en la ciudad, dándola al saqueo. Diego de Almagro fue hecho prisionero; y, mientras Hernando Pizarro le formaba juicio por traición y usurpador, envió a su hijo Diego de Almagro el Mozo al gobernador.
A finales de septiembre de este mismo año, después de pertrecharse en Carabaya, atravesar su valle y comenzar a escalar los Andes, al frente de 300 españoles y mas de 8.00 indios de servicio, descendieron las gentes de Peranzules a la provincia de Tacama, en la que las asperezas del terreno les obligó a construir puentes y abrirse paso a fuerza de hachas y machetes.
Había descubierto Peranzules el río Beni, teniendo que fabricar balsas para poder vadear aquellas aguas torrenciales y profundas. Ocho días tardaron en atravesarlo; pero a la otra orilla les esperaban emboscados los indios Maquires, prontos a defender sus tambos con flechas envenenadas y fuertes lanzas. Entretanto, el hambre y la muerte había ya diezmado el contingente descubridor de Peranzules, cundiendo ahora el desánimo entre sus tropas; por lo que con 30 de sus más esforzados caballeros no sólo hicieron frente al ejército enemigo, sino que lo pusieron en huida, mientras que los restantes quedaban acampados a la orilla del río.
Había que dar la vuelta por la proximidad de invierno. Después de 16 jornadas llegaron a un poblado donde hallaron un tanto de maíz y de cacao "poca parte para remedio de tan grande necesidad". El azaroso camino se les hacía interminable y la meseta perú-boliviana muy lejana. A pesar de las continuas arengas y esperanzas de Peranzules. la muerte les seguía rondando por doquier, llegándose a comer los vivos a los muertos. Por fin llegaron a la provincia de Tacama después de perder 143 Castellanos, mas de 4000 indios y haberse comido 220 caballos, que habían costado a 500 y 600 pesos.
Al año siguiente, le vemos con Francisco Pizarro fundando la Villa de la Plata en la provincia de los Charcas "nombrando los vecinos que había de haber a los Alcaldes y Regidores y demás Oficiales, y al Capitán Pedro Ansurez por su Lugarteniente y Gobernador" . En este mismo año también está con el marqués en la fundación de Arequipa.
En 1541 emprendió Peranzules una expedición hacia el río de la Plata. Había avanzado ya hasta Santa Cruz de la Sierra, cuando se enteró del asesinato de Francisco Pizarro en Lima a manos de las tropas de Diego Almagro el Mozo , aquel 26 de junio de 1541. Volvió a su Villa de la Plata, hallando a las autoridades dispuestas a dar el regimiento de la plaza a quien mejor les defendiese de los ejércitos almagristas. Con valentía rayana en temeridad, recriminó conductas amedrentadas y actitudes poco fieles, reclamando para si el discutido regimiento por título de nombramiento y por derechos de fundación y de conquista, consiguiendo sus propósitos alzando enseguida banderas por el rey en la Villa de la Plata; y, dejando allí como justicia mayor, a Francisco de Almendras, por Alcande a Gabriel de Mendoza y por alguacil mayor a Antonio Álvarez, a toda prisa salió de su regimiento con 52 hombres de a caballo, entre los que se encontraba su hermano Gaspar Rodríguez Enríquez de Campo Redondo, llegando a Arequipa. Unió aquí sus fuerzas a los ejércitos de Perálvarez de Holguín, y juntos caminaron hacia el Cuzco, donde ya tenía alzadas sus banderas Diego Almagro, al que hicieron frente y rindieron.
Entretanto, la corona había nombrado pacificador de pizarristas y almagristas al licenciado don Cristóbal Vaca de Castro, con título de gobernador del Perú. Llegado de España a Quito, intimó a las fuerzas beligerantes sumisión a su mandato en nombre del emperador; y de los cuatro puntos del Imperio Incaico se le unieron guarnición tras guarnición. Solamente se le opuso Diego de Almagro el Mozo, quien sabiendo que del Cuzco habían salido Perálvarez de Holguín y el capitán Peranzules hacia Lima, para rendir sus banderas ante el nuevo gobernador, subió de Lima al Cuzco, donde se pertrechó con 517 castellanos, de los cuales 180 eran jinetes y los demás infantes, adueñándose de las riquezas que Peranzules tenía en su Villa de la Plata. Desde Huaylas bajó con sus ejércitos leales Vaca de Castro hasta Jauja, al tiempo que encomendaba al capitán Peranzules subirse hasta San Miguel de Piura a embargar todos los bienes del regidor Diego de Santiago, quien allí apoyaba la causa de Almagro, con cuyo importe -más de 18.000 pesos- bajó luego hasta Lima. Desde Lima y por los caminos de Jauja, enrumbó después el ejército del gobernador hacia el Cuzco, para rendir la plaza. Vanos fueron los intentos de rendición, con los que Vaca de Castro intimó a los almagristas, repetidas veces; y así, el 17 de septiembre de 1542 se libró la batalla denominada de Chupas. Componían el ejército de Vaca de Castro 700 soldados - entre ellos Gaspar Rodríguez de Camporredondo -, de los que 170 eran arcabuceros, habiendo llegado a reunir Almagro 550 hombres, mucho mejor armados, mas 16 piezas de artillería. La encarnizada contienda de aquel día cobró la vida de altos personajes de uno y otro bando; pero, al fin, la victoria volvía sonreír al ejército imperial, por mas que el capitán Peranzules quedara gravemente herido.
Recuperado de este grave percance, fue enviado a España por Vaca de Castro a dar cuenta al Rey de la Victoria y de lo demás sucedido y del estado en que quedaban las cosas. Nueva misión de honor encomendada al esforzado Peranzules por Vaca de Castro, que dice muy alto de confianzas y fidelidades, de méritos y grandes responsabilidades en el hijo de Sahagún.
En la nao de Juan Galledo y en 1543, salió Peranzules del puerto de Nombre de Dios, en Panamá; y, avanzando iba hacia La Habana, cuando la nave se vio acosada por tres bajeles de corsarios franceses, librándose un combate en alta mar, del que salió muy mal herido Pedro Ansúrez, viniendo a morir en Yaguana o Santa María del Puerto, villa situada en un extremo de la Isla Española.
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