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Alfonso III El Magno

"El Magno" y su esposa doña Jimena fueron los grandes restauradores de la abadía de Sahagún.-

El reinado de Alfonso III el Magno coincide con el momento de mayor expansión territorial alcanzado por el reino asturiano. Los límites de sus territorios serán el Cantábrico por el norte, el río Duero por el sur, el Atlántico por el oeste y Navarra por el este. Alfonso sucede a su padre Ordoño I cuando contaba con 18 años por lo que pronto aparecerán los levantiscos nobles. El gallego Fruela Vermúdez encabeza una rebelión que será sofocada gracias a los apoyos castellanos con los que contaba Alfonso. También la zona vascona vivirá una revuelta que acabará siendo derrotada. La debilidad de al-Andalus será aprovechada por el rey astur expandiéndose por el norte de Portugal. Oporto será tomada (868) y la zona comprendida entre el Miño y el Duero vivirá un importante proceso repoblador, alcanzando la plaza de Coimbra (878). De esta manera Alfonso podía contener las ansias guerreras de la nobleza gallega. La respuesta del emir cordobés no se hizo esperar y en el año 879 Muhammad I enviaba un potente ejército contra las plazas de León y Astorga. Alfonso saldrá victorioso del encuentro en la batalla de Polvoraria, lo que redundará en sus deseos de expansión. En 881 penetraba en el sur del Tajo y avanzaba en dirección oriental, contando con el apoyo de los Banu Qasi de Tudela y la monarquía navarra, casándose con la princesa Jimena. Un año después el conde Diego Rodríguez fundaba la plaza de Burgos. En 883 las tropas musulmanas eran derrotadas en Pancorbo y Castrojeriz. El emir cordobés firmará un tratado de paz con Alfonso lo que significa que el asturiano ha alcanzado la culminación de su poder. La Meseta Norte se convertirá en su próximo objetivo, llegando hasta el Duero. Zamora, Simancas y Toro serán tomadas entre los años 893 y 900 mientras que por la zona oriental llegará a Osma y San Esteban de Gormaz (Soria). La repoblación de estos territorios se hará con colonos procedentes del norte -cántabros, vascones o gallegos- y mozárabes llegados de al-Andalus. La expansión del reino de Alfonso, el control sobre la nobleza y su posición dominante ante los reyes de Navarra motivarán que en algunos textos aparezca el título de "Imperator" para referirse a Alfonso, aprovechando la idea de continuidad y herencia visigoda que existía en el reino astur. Se redactarán un buen número de crónicas que exaltan la supremacía asturiana. Curiosamente los últimos años de Alfonso III están teñidos de cierta oscuridad ya que en el año 910 parece que el rey es apresado debido al triunfo de una rebelión nobiliaria encabezada por su propio hijo García y el conde castellano Munio Núñez. La inminente división del reino en cuatro espacios -Galicia, Asturias León y Castilla- será la consecuencia de la revuelta y de la muerte de Alfonso III. Podemos afirmar que la supremacía del reino de Asturias sobre los demás reinos cristianos de la península ha finalizado. En adelante, sus sucesores se titularán reyes de León.

Fuente:Artehistoria

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