1. Skip to Menu
  2. Skip to Content
  3. Skip to Footer

El dinero episcopal de Sahagún

Durante el siglo XII proliferaron en los reinos de Castilla y de León las concesiones parciales de los beneficios obtenidos por la acuñación de monedas en ciertas ciudades. Generalmente esas concesiones se otorgaban para financiar, en parte, la construcción de algún edificio religioso. Así, Alfonso VI concedió un tercio de la moneda acuñada en Lugo para financiar su Catedral; igualmente hizo en Salamanca; mientras que en Toledo concedió el 10%. Ese mismo 10% lo concedió Urraca I a León y a Zamora, mientras que Alfonso VII hizo lo propio en Osma. En todos estos casos los obispos en cuestión recibían un porcentaje del beneficio de las acuñaciones mas no podían influir en la cantidad de monedas acuñadas.

Hubo tres casos en los que los reyes castellanos fueron más allá y otorgaron a los religiosos la concesión plena del derecho de acuñar vellón. En esos casos hablamos de “dineros episcopales” porque quien emite la moneda es realmente el obispo o el abad de la ciudad, si bien lo hace con autorización real. Estos tres casos son las concesiones dadas a la Catedral de Santiago de Compostela, a la Catedral de Palencia y a la Abadía de Sahagún. En lo que sigue me centraré exclusivamente en esta última.

En el siglo XII existía una comunidad cluniacense en Sahagún. Era una comunidad muy bien tratada porque se encontraban en pleno camino de Santiago y en un lugar estratégico en la frontera entre León y Castilla. Así, Fernando I hizo generosas donaciones a la Abadía de Sahagún que siguieron en época de Urraca I. 

Urraca fue quien otorgó a los monjes de Sahagún la concesión de acuñar monedas en 1116. El beneficio de las monedas era un tercio para estos monjes, otro tercio para la reina y otro tercio para las monjas benedictinas del Monasterio de San Pedro de Dueñas (a unos 5 km de Sahagún).   

Alfonso VII mantuvo el privilegio de que los monjes pudieran acuñar tanto vellón como quisieran. No obstante, modificó el reparto de los beneficios: ahora se repartiría a medias entre el rey y los monjes de Sahagún. Es decir, las monjas se quedaron sin su parte. La moneda que encabeza esta entrada es un ejemplo de estas acuñaciones. 

Este privilegio se mantuvo hasta el principio del rey Fernando II. Todavía se acuñaron unos pocos vellones en Sahagún a nombre de este rey pero pronto se cesó. 

La historiografía relacionada con estas monedas es compleja, puesto que hasta hace unos 25 años no se asignaron correctamente a Sahagún. Lo cierto es que estas emisiones tienen todas un mismo diseño: cruz grande en el anverso y tres cruces en el reverso. Esas emisiones se distinguen por las leyendas y, para cada emisión, hay variantes que se distinguen por la aparición de algunos puntos o roeles.

El catálogo Imperatrix define cuatro emisiones de las monedas episcopales de Sahagún en época de Alfonso VII, correspondiendo el ejemplar que ilustra esta entrada a la primera de ellas. Mozo distingue 23 variantes para esta emisión, siendo este ejemplar de la variante 22 (dos puntos en reverso). Para que nos hagamos una idea de la rareza de la moneda, hasta ahora solo se conocía un ejemplar que subastó Áureo como posiblemente única; seguramente los ejemplares existentes se cuenten con los dedos de una mano.

La leyenda indica “+ * IEHSVS” en el anverso y “LEO CIVIIIS” en el reverso. La leyenda del anverso en una clara alusión a Jesucristo; la del reverso se refiere a que la moneda es emitida en una ciudad leonesa, que no en León.

Fuente: RUIZ CALLEJA.blognumismatico.com

 
Share

Conoce mejor Sahagún