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EL BOTIJO

 
Ahora que comienza a apretar el sol, qué mejor momento para presentaros una pieza de ingeniería con miles de años de antigüedad con la que refrescarnos y combatir el calor extremo. Se trata de un perfecto y milenario diseño: el botijo.
 
El botijo es una vasija de barro usada para almacenar y enfriar agua y, aunque es difícil determinar dónde y cuándo apareció por primera vez en la historia, parece que su origen se remonta a Mesopotamia, donde se han encontrado recipientes con formas similares a los actuales.
 
¿Pero cómo funciona este sorprendente y maravilloso artilugio? La clave está en la evaporación del agua que impregna el barro poroso, con un funcionamiento similar a la humedad de nuestra piel.

 
El agua que se evapora a través del barro extrae energía térmica del agua almacenada, provocando su enfriamiento. Y como depende de la humedad del aire, el botijo no funciona igual en todos los lugares del planeta, por lo que es una pieza poco conocida en muchos países del mundo.
 
Visto parece sencillo, pero no sería hasta 1995 que dos investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid publicaron la primera explicación científica del mecanismo del botijo, que logra enfriar el agua entre 10 °C y 15 °C sin necesidad de aportar energía externa.
 
Aunque ahora ya está en desuso, el botijo fue uno de los símbolos de España y era utilizado ampliamente por agricultores, albañiles, ganaderos,... En cualquier oficio al aire libre no se usaban termos, ni neveras portátiles para mantener fría el agua, sino que se usaban botijos.
 
Fuente: Asociación Cultural Balle de Scapa
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