Cerca de Semana Santa
quiero decir mi pregón
con voz serena y humilde
cual si fuera una oración.
Para rendir homenaje
a ese tesoro de amor
que en vuestra Semana Santa
revive la tradición
de muchos siglos, herencia,
de los mayores, honor.
A fin que todos lo entiendan
y nadie llegue a cansarse,
el pregón en este año
va a ser en verso romance,
que aunque tiene metro corto,
es verso de largo alcance.
De acuerdo a lo acostumbrado,
ya se ha comenzado hoy:
el Monumento, la Misa
y estamos en el Pregón.
El domingo tortillero
es muy importante día
por los pasos en subasta
y las pujas a porfía.
¡Cuántos hijos de esta tierra
siglo tras siglo vendrían
a redimir las promesas
que en el secreto se harían
de pujar paso ese año
y saldar la prometida
promesa o voto, a lo menos
por una vez en la vida!
Costumbre es ésta curiosa
respetable, muy antigua:
ofrecer lo que se tiene
con sacrificio y fatiga
por procesionar con llagas
y la espalda dolorida.
Tocarán después las bandas
en pugna dura, reñida,
para ver quién mejor tañe
cornetas y chirimías,
tambores batiendo marcha
que sea la más florida
y que encoja el corazón
de los que escuchan, y arriba
reciban ese homenaje
de la música, que es vida.
Al llegar esa mañana
luminosa por demás
que es la Dominica in Palmis
todo Sahagún irá
a la Bendición de Ramos
y a la procesión; igual
que hace casi dos mil años
aclamaron sin cesar
al Hijo de Dios, que entraba
en la ciudad terrenal
a lomos de un borriquillo
en vez de en trono real//
y bajo un palio de palmas,
baldaquino sin igual.//
¡Ay, qué poco sospechaban
quienes dieron bendiciones
que cinco días después
ese mismo Hijo del Hombre
iba a ser crucificado
entre dos viles ladrones!
El Paso “la Borriquilla”
y la Banda, que allí irán
están recordando a todos
que la Misa va a empezar.
Quizá el instante entreviendo
aunque lejos se avizore,
esa tarde del domingo
el silencio se hace noche
y el Lunes y Martes Santo
calla el pueblo, no se oye
nada que pueda arrugar
ese manto que se pone
Sahagún con su silencio,
recogido, serio, noble.
Tarde de Miércoles Santo:
la misa es de atardecida
en el santo monasterio
de Madres Benedictinas.
Entonces podremos ver
lo que alcanza el que se humilla
lavando y besando pies
de apostólica familia.
Ese paso sevillano
nos enseña,/ sin fatiga/
que ante Dios no se engrandece
quien al humilde no sirva.
Y es bueno que los que mandan,
se impregnen de esta bendita
lección de la Caridad,//
pues que nos es impartida
por el mismo Jesucristo
y a seguirla nos invita.
Mas, como somos humanos
y el pecado es nuestra vida,
procede que al Via Crucis
por esta ciudad antigua
vaya el pueblo hasta San Tirso,
donde el acto se termina.
¡Jueves Santo, Santa Cena!
¡Místico misterio y nombre!,
En la tarde habrá tres Misas
y luego saldrá, de noche,
Procesión de la Oración
en el Huerto, que recorre
las calles de nuestra villa,//
pasos que todos conocen:
el de la Oración precede
y a la procesión da el nombre./
Siguen luego el Ecce Homo,
y detrás se reconoce
la Cruz a cuestas de Cristo,
el Dios doliente hecho hombre.
De este en pos, sigue la Virgen
de las Amarguras, ¡pobre!//
¡Llora Madre de Jesús!
con un llanto muy salobre
que funde tu corazón
como el fuego funde al cobre
Al fin, es la Soledad
que la maldad de los hombres
han infligido a la Virgen.
Manto negro cual la noche
eso mismo simboliza:
¡quien la vea, que la llore!
Amarga es la despedida,
preludio de gran dolor
cuando María y su Hijo
tienen que decirse adiós.
Los gestos de Hijo y de Madre
son elocuentes, pues son
el amor desde el silencio
que se profesan los dos.
Luego rondará la Ronda
de la villa en derredor;
Hermanos y Autoridades,
cual manda la tradición,
ante Jesús Nazareno
rezarán una oración.
Seguido, el Apoderado,
usando de su función
al Alcalde da la llave//
y la Cruz de la Pasión
entregará al sacerdote.
Vamos a la colación.
Plato por demás antiguo
y sabroso, ¡vive Dios!
se hace por Semana Santa/
pues siempre se alimentó
a todo el que aquí presencia
del Jueves la Procesión.
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Compuesto por escabeche
y puerros en profusión;
aceitunas nunca faltan
aderezo: el pimentón.
Regados con limonada
que siempre así se llamó
a la sangría, que en otros
sitios llaman de esta voz.
Y como es muy necesario
que haya postre bien dulzón
los higos pasos se toman
con mucha delectación,//
¡que pagan los Mayordomos
lo que se come!, mas hoy
sin pasar con estrecheces
del pago la obligación
con que antaño, los abuelos
siendo pobres con honor
pagaron lo que debían//
aunque viniesen en pos
días de escasez y ayuno
mas cumpliendo la función;//
pues siempre, ser Mayordomo,
fue sagradísimo honor.¡
Y como es larga la noche
antes de que el gallo cante
se cantará la Hora Santa
y ese terciopelo suave
que es el sonar de la Trompa
se oirá un poco más tarde,
con el tañer de campanas
y poesía elegante,
que los “Fernandos de Castro”
nos dirán calle por calle.
Una meditación abre
Viernes Santo a la mañana.
Y luego, la Procesión,
que de Pasos es llamada
va a recorrer Sahagún
con joyas que son estatuas.
Ya sale “La Cruz a Cuestas”
y le siguen cuatro en raya:
el Gólgota y Tres Marías,
paso en el que se depara
el misterio de ese hombre,
entre joven y con barbas,
que por mucho tiempo fuera
vestido de mujer, y ahora
se comprobó que era hombre
¿quién sería? No se aclara.//
Sigue la Crucifixión,
el paso de la lanzada
que un centurión medieval
asesta a Cristo con saña;//
cerrando, el Descendimiento
y la procesión se acaba.
Hay luego pan con orujo
entre música de Bandas
de Sahagún y de fuera
que tocan muy buenas marchas.
La tarde, es tarde de oficios
de esos que la tarde alargan,
hasta el acto de la Cruz
que es por todos adorada//
ya que en ella murió Crist
y el Desenclavo lo narra.
Nuevamente, procesión
del Santo Entierro llamada.//
Con Cristo de los Entierros,
sigue la imagen tumbada
del mismo en urna barroca.
Y su Madre, desolada
cierra el lúgubre cortejo.
¡Ay, Soledad desgarrada
Madre de Cristo y de todos
y por todos venerada!.
Para final habrá marchas
por la sahagunense Banda
que de sinfónica lleva
tan estupenda palabra.
Y termina el Viernes Santo
para que medite el alma
que Cristo yace enterrado;
muerto de muerte villana
para redimir a todos
los que a su Gracia renazcan.
El Sábado Santo es día
de pausa y meditación.
Está Cristo en el Sepulcro
muerto. Esperanza y dolor,
día de silencio y calma:
¡llega la Resurrección!
Ya bien entrada la noche,
como buena tradición
se celebran las Vigilias;//
en plural, porque son dos.
--(la una, en el Monasterio
que reseñado quedó
y la otra en San Lorenzo)--
de esperanza y oración
a ese Cristo en su Sepulcro
que murió y resucitó.
Al fin tañen las campanas
en la gloria del Señor
la mañana del domingo:
¡Pascua de Resurrección!
¡Alegráos, sahagunenses,
que más bello luce el sol!
En el despertar del día
Cristo el Sepulcro dejó:
muerto estaba y enterrado;
cual dijo… resucitó
por el poder que tenía.
De aquel Sepulcro salió
dejando la losa a un lado
y dentro, luego se vio
que estaban muy bien dobladas,
como puestas en valor,
las vendas y aún el sudario
con que se le amortajó.
Ese día es día grande
de regocijo y loor;
por lo tanto, habrá tres Misas
para que el pueblo de Dios
celebre desde temprano
este día, con fervor.
Desde san Lorenzo sale
una procesión postrera:
la Procesión del Encuentro,
que se llama en esta tierra,
entre Jesús y su Madre
que le ve, como El dijera.//
Va acompañando la Banda
con música de primera
a los dos pasos que siempre
esta procesión integran:
el de Jesús Nazareno
quien sin cruz, su gloria lleva
a la Virgen de Amarguras
consuelo/ que ya no cesa.
Sahagunenses, os deseo
Que con Fe y con tradición
viváis éste y muchos años
con el mismo o más fervor
esta Semana tan Santa
que es un tesoro de amor.
(Final:) Sahagunenses, ya termino
con el honor del pregón,
que duró doce minutos
porque así lo quise yo.
Si os ha gustado, me alegro
y si acaso no gustó
por haber durado poco,
daremos gracias a Dios.
Autor: Fernando de Arvizu. 2l.03.2015
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