1. Skip to Menu
  2. Skip to Content
  3. Skip to Footer

PROGRAMA

 

 

RECUERDOS

Recuerdos, solo recuerdos.

Un instante del tiempo.

Tiempo frío,

Tiempo de desolación,

Tiempo de melancolía que nace desde el olvido,

Pena por raíces secas,

Y llanto por la herida abierta.

Grandioso edificio en ruinas,

Maderas que cruje el tiempo,

Retablos semi-caídos,

Lienzos de frailes colgados en paredes de ladrillos,

Lienzos ocultos con la sombra de los tiempos,

Con iconos franciscanos,

Cuarteados, rasgados y renegridos,

Por el humo de las velas

Y el tiempo gris y perdido.

Columnas de pan de oro,

Tapadas por telarañas,

y debajo de un altar…

Restos de vidas pasadas,

Que nos hacían pensar…

¿Quizás en la eternidad?

Y en el centro había un abrazo,

Entre dos frailes hermanos,

Abrazo de despedida,

O abrazo de amor y vida.

Y entre retablo y columnas,

Un sagrario solitario.

Veo otro bello retablo,

Y en una hornacina alta,

Un óleo de un franciscano,

Arrodillado a los pies de un Cristo crucificado.

Y en las capillas vacías…

Se entrecortaba el silencio,

Entre yeserías blancas

y ladrillos casi negros,

Y en el techo hacia la izquierda,

Había un escudo clavado,

Que esta vestido de oro,

sobre blancas telarañas que ganaron la batalla.

¿Quizás de algún caballero?

Al abandonar el templo,

Sentí una pena infinita,

Al ver como mata el tiempo,

La memoria de sus gentes,

Que no acaban recogiendo

La esencia de éste convento.

El crujir de las maderas y el ruido que hacia este suelo,

Me despertó el pensamiento,

Y plasmé con mi objetivo,

La memoria de aquel tiempo,

Antes que lo lleve el viento.

Cosas humildes y pobres,

Que quedaban en el templo.

Ha llegado ya la hora de devolverlo a su templo,

Y a contemplar la belleza,

del “vestido” de este querido convento,

para quitar la tristeza y no ver vacío el templo.

Cándida Buiza Diez.-2000

JUAN CONDE ROJO

En el libro de bautismos de la iglesia parroquial de Santiago de Sahagún reza la partida de bautismo de un niño llamado Juan Manuel Conde Rojo, a 1 de enero de 1792. Hijo de don Dionisio Conde y de doña Juana Rojo, sus abuelos paternos fueron Juan Conde y María García, mientras que los maternos lo eran Melchor Rojo y María Álvarez, todos ellos vecinos de la Villa. Andando el tiempo, aquel niño se daría a notar por sus valentías y arrojos durante la guerra de la Independencia, para dedicarse luego al servicio de Dios y a la cura de almas en la parroquial del barrio que le vio nacer.

Efectivamente, 16 años tenía cuando las águilas napoleónicas invadieron España. Formando enseguida filas entre los voluntarios de León que cerraron sus frentes al paso de las huestes francesas, presentándole el P. Wilibaldo como combatiente en Sahagún –por el mes de octubre de 1810- con aquella columna comandad por el General Mier y con las fuerzas guerrilleras de Juan Díez Porlier, contra el contingente enemigo que había hecho del convento de San Francisco su baluarte. Después de la victoria del alto de la Peregrina, integra Juan Conde –así compendió su decir, identificando su nombre con el del abuelo paterno- las huestes de Porlier, Castañón, Mier, Escandón, Miranda y el arcediano de Villaviciosa, combatiendo sin tregua a los franceses por Galicia, Santander y Asturias, datando del 11 de octubre de 1811 las escaramuzas guerrilleras a la altura de Cea, en las que un convoy francés, que hacía ruta de Sahagún a Carrión de los Condes, fue copado y capturado en uno de los múltiples descensos que aquellos guerrilleros hacían desde la montaña al llano, para no dejar en paz a los reductos napoleónicos por León y por Castilla.

Tras lo que –ya en 1812 y 1813- cuando José Bonaparte, por orden Napoleón, dejó su Corte de Madrid para pasarla a Valladolid y de aquí a Burgos, cada vez más acosado por las fuerzas aliadas por las fuerzas aliadas anglo-hispano-portuguesas que comandaba Wellington, diez valerosas incursiones guerrilleras hicieron a Juan Conde acreedor al despacho de sargento primero, que le extendiera Porlier cuando la rendición de Vitoria. Tales, la del 25 de abril de 1812 en Abarca, la del 29 de aquel mismo mes en Támara, la del día14 de mayo en Esgueva, la del 16 de julio en Palencia, la del 21 del mismo mes en Valladolid y la del 28 de julio de 1812 en Cabezón. A las que siguieron la del 25 de agosto de ese mismo año en Paredes de Nava, la del 20 de septiembre en Zaratán, la del 25 de junio de 1813 en Villamuriel y la del 21 de julio en Vitoria. Nombramiento de sargento que habría de rubricar el general don Manuel Freire con la cruz al mérito de guerra y el ascenso al grado de subteniente a su favor, a raíz de aquella acometida a bayoneta, con la que heroicamente repelió al ejército francés que intentaba cruzar el río Bidasoa y enfrentarse al cuarto ejército español, que avizoraba los últimos estertores de Napoleón, desde el cerro de San Marcial aquel 13 de agosto de 1813.

Contaba a la sazón don Juan Conde con 21 años de edad. Y siguió batallando contra el invasor, hasta que el 19 de abril de 1814 Napoleón se vio precisado a firmar las capitulaciones que entrañaban el rendimiento y la suspensión de hostilidades con España. Pero a Juan Conde no le fueron talismán de más luchas o de más glorias terrenas ni el título de subteniente, ni su cruz al mérito de guerra, ni aquellas elogiosas palabras que el general Freire pronunciara en su honor cuando, al imponerle la Gran Cruz, de él dijo que su valor y pericia militar eran tan grandes como la del mejor de la Generales. Pues todos aquellos títulos, méritos y glorias las tuvo por nada cuando, de los campos de batalla, se alistó para seguir el llamamiento del Señor que le quería para ser su sacerdote y adelantado en más nobles contiendas; y así le vamos en día ingresar en el seminario de León, en el que –en compañía de su primo Eugenio Conde- cursó y finalizó la carrera eclesiástica en 1825.

A don Eugenio Conde Blanco no le presenta el archivo parroquial de Sahagún, siendo sustituido por don Eugenio Rojo en los regimientos de la parroquial de Santiago a 1 de julio de 1834, por mandato y provisión del abad Fr. Bernabé Álvarez Balsinde; a s don Juan Conde Rojo nos le presentan las mismas fuentes como vicario parroquial de aquella iglesia a 5 de marzo de 1835, cuando en 2 de enero  del siguiente año bautiza a Tomás Niceto hijo de don Elías Núñez Mendieta y de doña María de las Mercedes Collantes de Cevallos, siendo su abuelo materno don Francisco de Paula Collantes Domínguez, Administrador de las Rentas reales de la Villa. De otro lado, un libro más de aquel archivo nos sigue resaltando a don Juan Conde como vicario parroquial de la misma iglesia a 8 de junio de 1835, cuando el M.R.P. Ilustrísimo Sr. Dn. Fr. Bernabé Álvarez Balsinde, según Orden de S.M. fechada a 2 de junio del año pasado de 1833, visita, aprueba y determina como Cementerio de la Villa el sitio de la Villa al Norte, donde llaman San Sebastián, señalando y clasificando el lugar para sepultura de adultos y niños.

De esta forma trocó medallas en frentes de batalla por servicios más callados y –sin duda- más gloriosos en los frentes de la cura de almas aquel hijo preclaro de Sahagún, durante el imperio de los Borbones.

PONENCIA SOBRE SAN JUAN

San Juan de Sahagún

0.- Saludos

1.- Fuentes

2.- San Juan Predicador

3.- San Juan Taumaturgo

4.- Actualidad de San Juan de Sahagún

 

1.-Fuentes

1.1 ¿Qué escribió San Juan? El acta de su profesión, unas confesiones, que perecieron en el incendio del convento, unas notas marginales sobre la Biblia, que se conservan y anotaciones en la Suma Bartolina,desaparecidas. (P. T. Herrera)

1.2 ¿Qué se ha escrito sobre San Juan? Podría referir 63 vidas diferentes, pero apenas haré referencia a las más conocidas y/o significativas.

*La del Venerable Fray Juan de Sevilla, agustino, contemporáneo del Santo, escrita en 1496 a los 17 años de la muerte del Santo. El autor conoció a San Juan y entrevistó a los agustinos que convivieron con él a sus familiares y principalmente a su hermano Martín. Esta vida tiene como finalidad llevarla a Roma por el Gran Capitán para la beatificación. Insistieron mucho dos hijas del Rey Católico Don Fernando, superiores del convento de agustinas de Madrigal de las Altas Torres. María de Aragón.

*San Alonso de Orozco, agustino de 1551, consejero de Felipe II

*Padre Jerónimo Román, cronista agustiniano de 1572

*Julian de Armendáriz, escritor y poeta de 1603 en versos regulares.

*La del Provincial de los Agustinos, P. Antolínez, después arzobispo de Santiago de Compostela de 1605

*La del presbítero portugués Pedro de Mariz de 1609

*La relación del Cardenal Antoniani en el proceso de beatificación de 1668

*P. Simón de Castelblanco, agustino y escritor de 1669

*P. Manuel Vidal, agustino de 1750

*La del P. Cámara, agustino y obispo de Salamanca, muy completa , 1891.

*La mía de 1998 entre otras de finales del XX.

*La de varios autores actuales, todos muy conocidos en Sahagún, coordinada por Javier Rivera y Virgilio Buiza Diez, patrocinada por la Hermandad San Juan de Sahagún de 2004. Algunas están traducidas a las principales lenguas. También hay en comics para niños.

*Y Finalmente, la más completa de todas, coordinada por el agustino P. Iturbe y el historiador Roberto Tollo, con la cooperación de varios escritores, algunos muy conocidos en Sahagún. Fue presentada en la Iglesia de San Juan en 2019. Es la última y más completa tanto en escritos como en obras artísticas sobre el santo en todo el mundo. Tiene 569 páginas, hermosas fotografías, en formato de 28x23. A la venta en las librerías de Sahagún.

*Obras teatrales como la de Eduardo Marquina, representando a Doña María la Brava la famosa actriz María Guerrero, la de Don Juan de Vera y Villarroel, la de Cayetana de Cabrera y Quintero y la de José Camón Aznar.(Félix Pacho)

*Un soneto de Sor Juana Inés de la Cruz, mejicana, llamada la fénix de Méjico.

* Unos versos de Lope de Vega

 

2.- San Juan Predicador.

Para comenzar podríamos decir aquello: “Fue agraciado con alma e inteligencia extraordinarias”. Quien mira desde el público al altar mayor de San Juan ve que al lado izquierdo de los cuadros que representan algunos de los hechos de la vida de San Juan hay un cuadro donde él subido a una silla predica a otros niños. Esto lo narra el P. Sevilla en la primera vida y después el  agustino P. Jerónimo Román lo refiere en la “Historia del Bienaventurado padre Sancto Fray Juan de Sahagún refiere, 1572 Livro IV, Cap. I. Las representaciones que hay en el altar mayor son todas históricas, la de la paloma o el pichón volando que se encuentra en el cuadro de la derecha en la parte superior es una leyenda que comenzó en 1603 con Armendariz, padre Antolínez y Mariz el sacerdote portugués. (La historia)

Ya en Burgos, ordenado sacerdote, siendo canónigo y capellán de Santa Gadea, nos dice su primer biógrafo, Fray Juan de Sevilla, que se manifestó como gran predicador, “El cual tenía gracia en predicar, que todos holgaban de le oír. Iban a su predicación de toda la Ciudad”.

Sahagún, Burgos y finalmente Salamanca. Una vez en Salamanca, se matriculó en la Universidad. Un canónigo le recibió como huésped en su casa y comenzó a predicar esporádicamente para contribuir a su manutención, hasta que en enero de 1458 fue invitado a predicar en la parroquia de San Sebastián, a la que pertenecía el Colegio Mayor de San Bartolomé. El sermón fue de tal calibre que entusiasmó al público, a los estudiantes del colegio mayor y a su Rector. Así es que a la salida le propusieron como capellán residente, entonces decían de dentro. Él aceptó la invitación. Y para que veamos lo que era la figura de nuestro Juan, el cronista Ruiz de Vergara escribió:”aunque los capellanes no se acostumbraban a escribir en esta crónica de los colegiales, pero este varón de Dios, por su santidad fue cosa conveniente y razonable que fuera escrito en este colegio”, Y después el Marqués de Avantos, continuador de Ruiz de Vergara escribió:” Juan González de Castrillo, alias de Sahagún, Teólogo, canónigo de Burgos, fue Catedrático de Escritura, Hermano del Padre Fernando de Castrillo, Arzobispo de Granada, cuando aún era de moros” y mandó poner un medallón al lado derecho de la portada que decía: “Beatus Pater de Sahagún Bartolomeae domus fausta proles”. O sea: Bienaventurado padre Sahagún, feliz estirpe de San Bartolomé.

     Continúa su fama de predicador y tiene que abandonar el Colegio San Bartolomé por las obligaciones adquiridas, pasando a residir en la casa del canónigo Pedro Sánchez. Parece que la Divina Providencia le acompañaba, pues la ciudad de Salamanca le señaló una pensión de 3.000 maravedises como predicador oficial para atender con sus predicaciones a la paz y provecho de sus ciudadanos. Este cargo y sueldo se cree lo ejercitó durante diez años, pues a esas fechas es cuando fue atacado del mal de piedra. Los médicos Medina y Recio, de fama y renombre, llegaron a la conclusión que la vida de Juan corría peligro y decidieron operarle. Podéis imaginar la anestesia: amararle a la cama y una buen dosis de bebida alcohólica. 

Ante la gravedad hizo voto, si salía vivo, de entrar de religioso en una orden. La operación fue un éxito, la recuperación muy lenta y al final escogió el convento de San Agustín, donde solicitó su ingreso y fue admitido.

1463 fue el ingreso en el noviciado, al año y día profesó y continuó con su vida de confesor, predicador y consejero dentro de la Orden de San Agustín.

 Cuando le nombraron predicador oficial había dificultades de convivencia en Salamanca, la mejor Universidad de la Península Ibérica y una de las mejores de Europa, pues reunía numerosos estudiantes. Y donde hay muchos estudiantes son frecuentes las fiestas, los jolgorios, las algazaras y a veces contiendas y peleas.

Durante el año 1466 surgieron los bandos de las poderosas familias Monroy y Manzano. (Venganza de doña María de Monroy.)

Como el ambiente salmantino era insoportable, por las peleas y muertes, el gobierno civil, y autoridades religiosas solicitaron a los superiores agustinos, liberasen a Fray Juan de las obligaciones que tenía en el convento, para que se dedicase a la pacificación de Salamanca. Bandos de San Benito y Santo Tomé.

 Tanto predicó en las iglesias, a tiempo y destiempo, dialogó con las familias, improvisó pulpitos a las puertas y ventanas de los principales líderes, exponiendo su vida, entre sudores, desvelos, amenazas y peligros, desprecios y persecuciones, que al final consiguió una capitulación perfectamente documentada con la firma de 22 de los principales feroces enemigos de los bandos Monroy y Manzano el uno de septiembre de 1476 en la casa de la Concordia. Los documentos se conservan en el archivo diocesano y estuvieron expuestos al público el año 1991 en el antiguo palacio episcopal con motivo del III Centenario de  la Canonización.

“Tenía tanta audacia en su predicación y osaba decir la verdad en los tiempos y lugares que convenía, que no temía muerte ni amenazas, peligro alguno” Cita Fray Juan de Sevilla.

Vale la pena recordar la predicación en Alba de Tormes ante el Duque de Alba y la de Ledesma ante los caballeros e hijosdalgo.                                                    

Terminada la celebración en Alba, el Duque muy indignado mandó llamar a  Fray Juan y le dijo.”Padre, bien habéis dado licencia a vuestra lengua, y vos habéis comportado descortésmente y le dijo otras palabras que los caballeros pensaron le lanzaría por los corredores abajo. Como no tenéis rienda en vuestro hablar, no será mucho que vos castiguen, cuando vos no pensardes en los caminos”. A lo que Fray Juan respondió: “Señor, yo porque subo al púlpito, o porque me pongo a predicar? Por decir la verdad o por decir lisonjas y complacer a los oyentes? Sepa V. S. que al predicador conviene hablar la verdad y morir por ella, reprender los vicios, ensalzar las virtudes” (Fray J. de Sevilla). Aquí en Sahagún en  la capilla del Santo, se puede ver un cuadro en la parte superior izquierda del retablo y otro sobre la puerta de entrada al coro.

Los caballeros salieron a su búsqueda para cumplir las órdenes del Duque. Pero no todo quedó así. El Duque comenzó a sentirse mal, temió por su vida y envió unos emisarios al convento para que trajeses al superior y a Fray Juan porque pensó que se le acababa la vida. Hubo un final feliz, arrepintiéndose y pidiendo perdón el Duque al Santo.

Semejante episodio le aconteció predicando en Ledesma con los caballeros que tenían a los obreros como esclavos y lo mismo al salir de predicar en la parroquia de San Martín.

La última predicación, poco antes de morir, fue fatal. Se dirigió al pueblo con estas palabras: “Alguno está aquí que antes de un año morirá. Vosotros decís que predica bien Fray Juan; pues yo os digo que antes de diez años predicará mejor: por lo cual todos entendieron que hablaba de él. En la iglesia de San Blas habló del amancebamiento de una pareja. El joven se separó y la amante juró vengarse. Pues a raíz de esa prédica cayó enfermo y los médicos que le atendieron llegaron a la conclusión que había sido envenenado.

Estamos hablando de algo acontecido en el siglo XV. En el XXI continúan asesinando a evangelizadores y predicadores de la misma forma.

3.- Taumaturgo

Uno de los epítetos con el que se conoce a San Juan es el de Taumaturgo y taumaturgo es una persona que hace milagros. Nos dice la RAE que milagro es el “hecho no explicable por las leyes naturales y que se atribuye a intervención sobrenatural de origen divino”.

Tanto en vida como después de muerto son muchos los milagros narrados por los hagiógrafos del Santo.

Su primer biógrafo es muy meticuloso y exigente al tratar el tema de los milagros. Veamos primero algunos de los milagros que realizó en vida.

*Sabemos cómo regresó a la vida a  una sobrina en Sahagún  en casa de su hermano Martín, padre de la niña.

* En Salamanca la del niño del pozo amarillo, la del toro bravo, conocida como la de Tentenecio, la de los caballeros dispuestos a matarle, la de los criados de los caciques de Ledesma con las mismas intenciones,

*Y con más detalles el del hombre con la cabeza rajada y desahuciado por el cirujano. Primera vida del Santo escrita a los 15 años de su muerte. “Hallándome presente, dentro de mi casa, vino allí un Martín García de Guaza y traía un hijo suyo, que se decía Juan García, los cuales estaban malos y discordes y casi enemigos con  Sancho de Herrezuelo  (cuñado de Martín), sobre palabras que habían pasado en una aldea de Villelgua, donde vivían todos. Y hallándose en casa de Martín de Castrillo en Sahagún, trabaron palabras unos con otros hasta echar manos a las espadas, Y apeándose Sancho de Herrezuelo de un caballo, porque estaban dentro de la casa de Martín, Juan García, el hijo de Martín García de Guaza, dio una tan gran cuchillada a Sancho de Herrezuelo que le hendió un hombro y le mancó de un brazo y a las voces, que tenían descendió Martín (hermano de San Juan) y ayudando a su cuñado Sancho, que estaba herido, dio una cuchillada a Juan García en la cabeza, que metió tanto la espada en la cabeza de Juan García, que después no podía sacar la espada de la cabeza, hasta que con ambas manos lo consiguió, tanto que derribó al mismo Juan García por sacar la espada. Y tanto era el ruido y las voces, que se daban, que acudió mucha gente a la casa, que los departió dentro en la casa. En este comedio vino el bendito Fray Juan de Sahagún. Y estando allí el bendito padre, vino un cirujano que llamaron para curar a los heridos. Después de curado Sancho Herrezuelo, vino el dicho Juan García, que estaba herido en la cabeza y como vio la herida mortal y no tenía remedio, que ya estaba sin habla y casi muerto, apretole con un paño la cabeza y no le quiso curar y dejole diciendo: este excusado es de lo curar, háganle la sepultura, que muerto es. Entonces el bendito Padre, oyendo esto que dijo el cirujano, e idos todos y teniéndolo ya por muerto, tomó unas tijeras en su mano y tresquilole la herida y tomó un poco de aceite y unos paños, untole la cabeza y herida como quien ensalma. Y apretándole la cabeza muy recio con un paño de lino…dejole por entonces. Y perseverando el bendito padre por lo curar, no cesó de lo curar hasta que habló perfectamente. Lo sanó y curó. Sobre lo cual dijo el cirujano, que era judío, que aquella cura no se había hecho por obra de hombre, ni por vía de natura, ni medicina pudiera sanarlo, ni virtud natural. Que Dios lo había sanado sobre natura por méritos de aquel bendito padre y que aquella obra tan maravillosa le compelía a tornarse cristiano. Martín, el hermano de san Juan dio fe y juró este milagro y el de su hija.  (El milagro de Barra Bonita  26.4.1996) João Paulo Polotto

Milagros después de muerto.

*Cuando murió había una sequía pertinaz en los campos de Salamanca y el pueblo estaba haciendo rogativas todos los días hasta que día de su muerte 11 de junio aparecieron unas nubes, descargando copiosa lluvia.

*Durante diez años la sepultura recibía visitas diariamente de personas piadosas procedentes de diversas partes de la Península Ibérica. Imposible narrar aquí todos los milagros acontecidos al pie de la sepultura, la mayoría registrados en acta notarial. Comentaré apenas tres, comenzando por el primero que fue registrado. (Fraile de guardia en la sepulcro).

*El 28 de junio de 1488 entró Fray Hernando en el coro apresurado y llorando de emoción, porque acababa de presenciar  cómo la mano tullida y gangrenada de una joven, Beatriz vecina de Cuellar se había curado milagrosamente. Habían llevado a la joven a la sepultura del Santo. Al abrírsela la mano sana y limpia se formó tal alborozo por lo que Fray Hernando fue rápidamente a llamar al prior. El P. Sevilla que era el prior, v llamó a tres notarios para que verificasen la curación.

* Otro de los 13 milagros detallados con pormenores aconteció el 26 de julio del mismo 1488. Llevaron a la sepultura a Francisco el Bollón, vecino de Bustillo, aldea de Toro, que hacía 20 años estaba cojo, tullido de una pierna con cadera izquierda tan seca y mala que no podía andar y que llegando a la casa de San Agustín de Salamanca, se confesó, comulgo y ordenó su alma lo mejor que pudo. Le llevaron a la sepultura del Santo y luego salió sano y bueno sin lesión alguna y andaba tan libre y sin impedimento alguno. Dieron fe Pero Sánchez beneficiado de San Benito de Salamanca y Pero Rodríguez vecinos de Bustillo y otros que le vieron curado. Todo pasó ante Juan Díaz de Santillana, Notario que dio fe en testimonio de la verdad

*Y por último la curación del sacerdote Pedro de Mariz, natural de Coimbra. Se encontraba este sacerdote en Lisboa acometido de una grave enfermedad, que él mismo describe como grave melancolía y abstinencia extrañas, perdida toda esperanza de vida. Al ver cómo el pueblo de Lisboa celebraba la fiesta del Santo, se encomendó a él, prometiendo si se curaba escribir una vida del mismo, lo que hizo una vez curado. La vida ya la hemos citado y yo tengo una copia de la misma en portugués.

Termino esta segunda parte con las palabras de San Alonso de Orozco en la exhortación a los ciudadanos de Salamanca: “Mudos, cojos, ciegos, tullidos y de otras muchas enfermedades, viniendo y gimiendo a ti, se han vuelto a sus tierras sanos y libres por la misericordia Divina, alabando al Señor y a su abogado Sahagún”

4.- ACTUALIDAD DE SAN JUAN

Quiero referirme a lo que actualmente podemos encontrar por todo el mundo como son las vidas sobre el santo y otros escritos, pinturas, esculturas, templos, etc.

Parroquias e iglesias: En Salamanca, Sahagún, Madrid, Salamanca de Méjico, Sahagún de Colombia, Candon en Filipinas.

*Himnos: Los dos que se cantan en Sahagún: Ángel de la Paz y los Gozos. Ángel de la Paz, letra del agustino de Carrión de los Condes, P. Restituto de Valle, autor del Cantemos al Amor de los amores con músicas del P. Eduardo Gómez Pastrana de Valencia de Don Juan, de Don Manuel Iriarte, organista de la catedral de León y arreglos de don Teodoro Escudero (creo que es que se canta en Sahagún) y el “Pues sois astro luminoso de Don Teodoro.

Hay más de 20 himnos. Sólo el oficio de las Horas de la diócesis de Salamanca tiene cuatro y el de los agustinos otros cuatro. *Regresando de Méjico a Brasil tuve la oportunidad de visitar Perú. En el Convento San Agustín de Lima, el P. José Domingo Berasátegui me interpretó el himno a San Juan de Sahagún que cantaban los jueves eucarísticos en la exposición del Santísimo.

En 50 naciones hay  649 conventos o residencias de agustinos y agustinas, contabilizando más de 6000 religiosos/as, fraternidades agustinianas, sin contar el número de parroquianos que todos los años el 12 de junio participan en  la misa y el oficio de las horas de San Juan de Sahagún.

*En Salamanca se conservan las reliquias en la Catedral Nueva, la parroquia San Juan de Sahagún, la calle Tentenecio, un medallón en la Plaza Mayor, la calle del Pozo Amarillo, La Plaza de la Concordia,  en la portada de la  iglesia de San Sebastián una imagen dedicada al Santo, diversos lienzos e imágenes en las iglesias o capillas de la época del Santo. En la calle de San Pablo, a la salida de la ciudad, la vivienda del guerrero Álvaro de Paz, deán de la catedral, la que pasó a llamarse casa de las batallas y en cuyo frontispicio se lee: “Ira odium generat, concordia nutrit amorem” La ira engendra odio, la concordia alimenta el amor.

En las casas y conventos de los agustinos italianos capillas, estatuas y cuadros; y también en Portugal, Alemania, Austria, Holanda, Chequia, Malta, EEUU, Canadá, Méjico, Perú, Panamá, Colombia, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina, Chile, Filipinas,etc

Podríamos proponer a San Juan, como patrono de la concordia, que tanta falta hace hoy como en el siglo XV.

Sahagún 25  de septiembre de 2021.

                                                 Pablo Luna, agustino

Conoce mejor Sahagún