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San Juan de Sahagún ultramarino: milagros ‘asgaya’

 

Quien más, quien menos, conocemos la vida y milagros de Juan González Martínez, nuestro santo local, más conocido por San Juan de Sahagún: el milagro del niño en el pozo, el ‘tente, necio’ y otros, que tuvieron lugar en Salamanca en vida del santo. Menos conocida es la proyección internacional de su figura en las colonias, donde los misioneros introdujeron al nuevo santo difundiendo sus virtudes por tierras lejanas y donde, todavía hoy, es objeto de devoción en lugares tan dispares como América y Asia.

En 1608 Fray Diego Salmerón llevó una imagen de San Juan de Sahagún (beatificado en 1601) a Perú con el objetivo de pedir limosna y recaudar fondos para la canonización del agustino. Dicen los cronistas de la orden que la imagen del santo que está en el convento de San Agustín de Lima es la que más milagros se le atribuyen. 

Nuestro paisano es especialmente venerado en Piura, una ciudad del norte de Perú, donde tiene una capilla dedicada, incluso la provincia eclesiástica, fronteriza con Ecuador, se llama vicariato San Juan de Sahagún. 

También encontramos una iglesia colonial dedicada a San Juan de Sahagún en un valle alto andino en el Valle Sagrado de los Incas. 

Hace  seis años unos investigadores bolivianos realizaron una expedición por un territorio poco conocido de su país, las selvas del Madidi. Encontraron documentos de los misioneros y describen piezas barrocas de calidad, especialmente una imagen de San Juan de Sahagún de excelente factura. Precisamente esa región fue conquistada en 1539  por un oficial de Pizarro, el capitán Peranzules, natural de Sahagún, cuya madre es recordada con frecuencia por la población originaria, ya que causó la muerte de miles de indios. 

Durante la expedición se detuvieron en Mojos, población fundada en 1615 con el nombre de San Juan de Sahagún; momentáneamente abandonada, fue repoblada por Juan Recio, natural de Vega de Ruiponce. La ciudad de San Juan de Sahagún, que mantuvo el nombre hasta el siglo XIX, sufrió una epidemia de tifus en 1623 y el santo titular la preservó. También la ciudad boliviana de Cochabamba sufrió el azote de la peste en 1619, por lo que sacó en procesión a su patrón el ‘Señor San Juan de Sahagún’.

En la iglesia de San Agustín de Manila (Filipinas) encontramos otra imagen de nuestro santo. También se le ve representado en la iglesia de Santa Cecilia de Toledo City, en la isla filipina de Cebú. La imagen del santo que  se conserva en Bacolor, Pampanga, Filipinas, ha sido restaurada recientemente y han rejuvenecido a nuestro Santo un par de siglos.

En la isla de Iloilo, también en Filipinas, San Juan de Sahagún tiene su iglesia dedicada, de estilo churrigueresco, el Santo sahagunés es también  patrón de la ciudad de Tigbauan. 

Encontramos más iglesias consagradas a nuestro santo en tierras tagalas, algunas como la de Candon, en Iloco, son realmente espectaculares.

A los milagros mencionados de la época salmantina hay que añadir los que tuvieron lugar por su intercesión allende los mares, especialmente en Perú, donde hay documentada una notable actividad milagrera de nuestro paisano. Se le atribuyen milagros en Lima, Cuzco, Arequipa, Huamanga, Ica y Huanta. En Cuzco cesó la peste cuando sacaron la imagen de San Juan de Sahagún en procesión por sus calles. Entre los sanados estaba fray Josef, un franciscano sahagunés, y desde ese año de 1614, nuestro santo también es patrón de la ciudad de Cuzco. Los de Arequipa no iban a ser menos, ya que había sanado a varios enfermos de allí, por lo que también fue nombrado patrono de la ciudad. También es patrón de los pobres en otra ciudad peruana, Macari, donde es sacado en procesión cada 12 de junio. 

El domingo 18 de junio de 1623 se celebró en Lima una gran fiesta en honor al santo, para ello se hizo un altar presidido por un lienzo de San Juan de Sahagún que fue adornado con ricas joyas, ofrecidas por distinguidas y devotas damas, para ser admirado por la población. Parece ser que un asistente admiró más las joyas que la imagen del santo y aprovechó un descuido para despojar a San Juan de los carísimos ornamentos. 

Luisa y Catalina Manrique, principales afectadas por el robo, pidieron fervorosamente al santo homenajeado su intervención para descubrir al ladrón. San Juan, en deuda con las devotas que tan generosamente le habían agasajado, señaló a un mulato como ladrón. Cuando el susodicho caminaba por la calle portando las joyas robadas, una extraña presencia se colocaba detrás o al lado de él. San Juan de Sahagún se le aparecía insistentemente en una actitud amenazante, lo que aumentaba el terror del ladrón. Empezó a plantearse la devolución, ya que cuanto más miraba las joyas, mayor era el enfado del santo. Cuando se vio a las puertas de la muerte confesó el robo y devolvió las joyas sustraídas.

Otro milagro realizado por su intercesión en Perú, lo encontramos en la joven doña Casilda Fernández de Ubitarte quien, aquejada de terribles fiebres, invocaba a San Juan de Sahagún para que pusiera fin a sus males. La medicina se mostraba incapaz de aliviar el sufrimiento de la enferma, por lo que ésta pidió a su padre le trajera la imagen del santo. El padre, persona influyente, no consiguió el lienzo que presidía el altar por la devoción de los parroquianos hacia la imagen, pero encontró otro lienzo del mismo santo y lo llevó a su casa sobre las siete de la tarde, cuando la fiebre era más alta. Desde el momento en que le fue mostrada la imagen de San Juan, desapareció la fiebre y la joven repentinamente sanó de todos sus males. Cuando Casilda cumplió dieciocho años tomó el hábito de la Encarnación de San Agustín, permaneciendo en la orden agustina hasta su muerte.

En el Caribe colombiano tenemos la ciudad de San Juan de Sahagún, fundada oficialmente el 12 de junio de 1776 por Antonio de la Torre y Miranda, natural de Villada (Palencia), aunque ya en 1773, también un 12 de junio, se había constituido con cuarenta familias la viceparroquia de San Juan de Sahagún en el caserío ‘Palo Quemao’, que dio origen a la ciudad de Sahagún tres años después, con una población de más de mil personas. También en el sur de Colombia se produjo una terrible erupción en 1616 del volcán Galeras, la población de la región se encomendó a San Juan de Sahagún y el volcán aplacó su furia.

Finalmente haremos mención a la iglesia dedicada al santo en la ciudad de Salamanca, en el estado mejicano de Guanajuato, aunque actualmente se la conoce como Iglesia de San Agustín. En su fachada hay dos hornacinas, en una de las cuales aparece una escultura de San Juan de Sahagún con el cáliz en la mano derecha y el cíngulo en la izquierda, en una de las representaciones de nuestro santo patrón. En el interior del templo hay un magnífico púlpito y dosel con incrustaciones de marfil, materiales que fueron llevados hasta el puerto de Acapulco desde Filipinas. Además de la iglesia, encontramos el Convento de San Juan de Sahagún, hoy destinado al Centro de las Artes de Guanajuato.

La huella de San Juan de Sahagún está presente todavía hoy en algunos lugares que hemos mencionado. En Colombia encontramos un hospital con su nombre y en Filipinas una escuela que utiliza el método Montessori y se denomina ‘Saint John of Sahagún’. También dio nombre a un barrio exclusivo del norte filipino, junto a la laguna de Paoay, en Ilocos, el barrio fue destruido por un terremoto, dicen las gentes del lugar que fue un castigo por la avaricia y egoísmo de sus moradores. El dictador Ferdinand Marcos construyó una mansión sobre lo que fue el lujoso barrio de San Juan de Sahagún.

Juan Giraldo González.2016

 

 

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