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Conquistadores y trotamundos VI.Centuriones y legionarios

Los precursores de las guías de viaje fueron sin duda los romanos, que en su expansión por Hispania trazaron unas vías de comunicación que unían cualquier punto del Imperio con la Metrópoli, de ahí el dicho de que “Todos los caminos conducen a Roma”. El tramo de vía que cruza las actuales provincias de Burgos, Palencia y León se denominaba De Italia in Hispanias, aunque por aquí también se la conocía como Quinea, por estar adoquinada o empedrada. Antes de la llegada de los romanos, el río Cea establecía la frontera entre astures y vacceos. Estamos situados en la orilla de los vacceos.

Junto a estas vías surgen las ‘mansio’ o asentamientos romanos, una especie de delegación oficial del Imperio para dar apoyo a sus legiones. Camala en las proximidades de Sahagún o Viminacio, en Calzadilla de la Cueza, -situada ésta sobre un castro ibérico anterior, junto a la calzada-, es la muestra de la distancia recorrida en una jornada. Los topónimos Calzada o Calzadilla, indican sin duda el paso de una vía romana, incluso el topónimo ‘Quinea’ aparece en Valle Calzada, un paraje situado entre Calzada del Coto y Calzadilla de los Hermanillos. Respecto a Camala, diremos que Cámalus era la denominación que se le daba por estas tierras al dios Marte, por lo que es lógico pensar que la mansio Camala se fundara en honor al dios de la guerra.

En la obra de Isaac Moreno Gallo ‘Vías romanas en Castilla León’ aparece una imagen aérea en la que se aprecia, señalado con flechas rojas, el antiguo trazado de la vía romana en la entrada de Sahagún, que reproducimos a continuación.

Las construcciones se cubrían con tégulas, unas tejas grandes y planas con dos pestañas en los laterales que, combinadas con ímbrices (la teja cóncava que conocemos), protegían de la lluvia. Los sellos de fábrica eran las marcas con las que el alfarero identificaba la producción salida de su horno, aunque no figuraba en todas las piezas. La foto que reproducimos es de un fragmento de una tégula que procede del lugar donde posiblemente se ubicó la mansio de Camala.

Con seguridad el alfarero usó las letras CCN, separadas por dos flechas orientadas hacia arriba e inclinadas levemente a la izquierda, como su ‘officinator’ o sello personal.

El emperador Antonino (Antonio Augusto Caracalla) realizó en el siglo III una recopilación de rutas llamada ‘Itinerarium Provinciarium Antonini Augusti’ en el que se informa de todas las vías del Imperio (372) de las que 34 corresponden a Hispania, con más de 10.000 kilómetros de recorrido. La información era básica y se limitaba al nombre de las poblaciones, la distancia entre ellas, expresadas en ‘millia passuum’ respecto a la anterior mansio y si había algún cruce con otras vías. Esta medida de mil pasos es equivalente a kilómetro y medio aproximadamente y estaban señalizadas por miliarios, unos mojones cilíndricos de más de tres metros de altura.

Junto a las vías aparecían negocios que daban servicio a los viajeros, como ‘mutationes’ donde hacer el cambio de caballerías, comer y alojarse, o las modestas ‘tabernae’. La vía que recorre nuestra comarca se construyó para el tráfico de rueda, más ancha que las vías de herradura. También se construyeron puentes de piedra para sortear los ríos; el Puente Canto es un puente medieval, pero existió el primitivo puente romano un kilómetro aguas arriba del actual. Desde la vía principal salían otras secundarias, como la que desde Sahagún se dirigía hacia el norte siguiendo el cauce del Cea, atravesando las poblaciones de Cea, Sahelices del Río, Villaselán, Villaverde de Arcayos, Almanza, Valderrueda y Pedrosa del Rey, desde donde salían dos ramales, a San Glorio y al Pontón.

En 1919 Ángel Blázquez Jiménez realizó unas excavaciones en Lancia, pero tomó también algunas fotos de los restos de la vía que aún eran visibles, que incluyó en la Memoria de Excavaciones, publicada un año después. En las proximidades de Sahagún se podían apreciar los vestigios de los puentes romanos que cruzaban los ríos Cea y Valderaduey como se aprecia en las imágenes. La primera fotografía corresponde a la infraestructura que hay junto a la ermita de la Virgen del Puente, semienterrado desde que se desvió unos metros el cauce del río Valderaduey. Las dos siguientes creemos que corresponden a los restos del viejo puente romano que cruzaba el Cea.

Finalmente incluimos la imagen de la vía romana a su paso por Villamarco, con la presencia de las fuerzas vivas que inmortalizan el momento.

 

(Juan Giraldo González. 01.2016)

 

 

 

 

 

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