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La farmacia del Sr. Olea

En Sahagún tuve ocasión de ver en la farmacia del Sr. Olea una colección de frascos, cántaros, redomas, matraces y demás material que llevan en sí el sello de la antigüedad.

El propietario de la farmacia y su hijo, el joven licenciado D. Victor Olea Hergues me proporcionaron cuantos datos tenían respecto al particular, y con ellos y algunas fotografías que obtuve me propuse hacer una nota para insertarla en la “Revista de Farmacia”.

Desde luego se establece en todo aquel material antiguo la distinción entre unos botes, que es probado proceden del monasterio fundado en 872 por Alfonso III, y el resto de frascos, botes, orzas y redomas que, aún cuando sean antiguos, no lo son tanto, y deben remontarse al siglo XIV.

Los primeros (fig. 1) son poco esbeltos; presentan un escudo amarillo anaranjado, en cuyo centro lleva dos manos, cada una con su palma, que constituyen las armas del Real monasterio. Sobre el escudo tiene una corona azul, amarilla y anaranjada; la etiqueta es azul marino y el fondo de dibujos color naranja.

Los demás objetos que allí se conservan deben pertenecer al antiguo convento de Trianos, uno de los más antiguos que existieron en la provincia de León. Es probable que de allí hayan sido un almirez grande de la forma de campana, y en el cual se lee: “Se hizo en 1323”. El almirez mediano y el pequeño, tienen grabadas en relieve una serie de barras que limitan otra serie de caras, y la cajonería es pintada y en el frente de los cajones se reproducen animales y plantas.

El botamen es de barro blanco vidriado y existen botes de cuatro tamaños diferentes, como se ve por la figura II, teniendo de altura: los del número 1, 37 centímetros; los del número 2, 20 centímetros; los del número 3, 18 centímetros, y los del número 4, 10 centímetros.

Los cántaros (fig. III) tienen 42 centímetros de alto; las orzas grandes 20 centímetros y las pequeñas 10 centímetros.

El número que de cada uno de estos recipientes existe en la farmacia de Sahagún es el siguiente: 4 cántaros, 8 orzas grandes, 158 botes grandes, 16 medianos, 80 pequeños y 66 más pequeños aún.

No se sabe en qué fábrica han sido hechos estos frascos. Suponen unos que en Talavera, otros que en la Moncloa y otros que en Sevilla.

La rotulata está en latín, pero muy deteriorada, y ha sido substituída en muchos frascos por el nombre en castellano. Las redomas de vidrio verde y de forma de pera. Los frascos de las tituras están constituídos por una peana y un pequeño soporte, del cual arranca un recipiente en forma de pera.

Las retortas y los matraces son de grandísimas dimensiones, de construcción tosca y de vidrio verde.

Entre los productos existe un magnífico ejemplar de Ládano de Java y uña de la gran bestia; todas las piedras preciosas levigadas y gran número de materiales farmacéuticos que hoy no se usan.

Por último en la misma farmacia, y procedente de igual origen, figura un Dioscórides en griego y en latín, fecha 1598; un Laguna de 1555 y muchas otras obras del pasado, que dan a la farmacia del Sr. Olea el sello aristocrático de la más linajuda antigüedad.

Ojalá sean estos renglones los primeros de una serie en que se enumeren y describan tantas reliquias del pasado como hoy se hallan ocultas y olvidadas en muchas farmacias. Un farmacéutico y anticuario. Madrid, Diciembre 1914”

(Fuente:España Médica. Un farmaceútico anticuario. 27.09.1904)

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