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Fabricación del adobe

 

Este material es una sencilla mezcla de masa de barro con paja, que le asegura una mayor solidez y consistencia. Pero no todas las tierras son óptimas para su elaboración: es imprescindible que el porcentaje de arcilla no llegue al 20% y que la proporción de arena sea superior al 45%; el agua empleada no debe superar el 20% del peso de la arcilla empleada; la paja habrá de encontrarse bien seca y picada.

Desde el punto de vista etnográfico, conviene señalar que, aunque las medidas y tipos de tierra que se emplean sean diferentes en cada comarca, el sistema de fabricación es muy similar en todas ellas. Se comenzaba por picar la tierra (en forma de hoyo), se echaba la paja, que se había seleccionado bien picada y bajado en sacos, y se recalaba todo; para que se empapara bien, había que pisarlo y amasarlo muchas veces, dejando el agua toda una noche. Al día siguiente se hacía una playa, un terreno llano y bien limpio, y se acercaba la masa. El "cortador" ya había preparado el mencal (gradilla, se denomina en otros lugares) y mojado con un trapo para evitar que se pegase; éste era de madera con dos o tres cavidades, según los casos, pero normalmente se utilizaba el "arrobero" (para que cada corte pesara más o menos una arroba, esto es, once kilos con quinientos dos gramos). El oficiante iba realizándolo por filas y pasando por cada adobe un trapo humedecido que les daba un brillo extraordinario. Al final de la jornada se percibía el cansancio, pues eran unas doscientas las piezas realizadas.

1 Modelo de adobera para fabricar adobes medianeros.

2 Adobe de medianería.

3 Modelo de adobera para fabricar adobes para cerramientos externos.

4 Elemento para transportar el barro.

5 Para recoger el barro sobrante que se empleará para realizar enlucidos.

 

Los adobes, una vez hechos, se dejan secar al sol, dándoles vueltas cada día y medio o dos, y colocándolos sobre uno u otro costado, para que el sol y el aire los seque bien por todas partes. Posteriormente se los apilaba. Una vez concluida la campaña, se subían a casa en el carro, en cada viaje unos ciento veinte. En la carga y descarga se precisaba tener gran cuidado: se podían cortar las manos.

TAPIAL

Técnica basada en la compactación de la tierra mediante apisonado manual de grandes masas de tierra, empleando un encofrado o molde desmontable de madera.

Entre las diferentes técnicas de construcción con tapial merece la pena mencionar:

  • Tapia común
  • Tapia mejorada: Mezcla de la tierra con gravas o cal (Tapia real).
  • Tapia reforzada en las caras: Con distintos materiales (Tapia valenciana: Mampuestos de piedra / Tapia calicastrada: Argamasa de arena gruesa y cal) en las caras exteriores para mejorar la tapia y la adherencia del revestimiento.
  • Tapia reforzada: Juntas entre bloques de tapial reforzadas con mortero de yeso o cal. Evita efectos de retracción, mejora la trabazón y refuerza puntos débiles.
  • Tapia con machones: El tapial actúa como relleno entre machones que reciben las cargas (zonas de mayor resistencia de ladrillo, adobe o yeso). En ocasiones se refuerzan también las juntas horizontales con varias verdugadas.
  • Tapia con entramado de madera: Un entramado de madera recoge y transmite las cargas de la edificación, cumpliendo el tapial una función de cerramiento.

PALOMARES

Parecen concordar los autores en que su procedencia se halla en Roma, de donde fueron introducidos a nuestras tierras. Siempre ha estado unido a la riqueza, a la nobleza e hidalguía como signo de posesión: el mismo Lazarillo tuvo que escuchar cómo uno de sus amos, aquel hidalgo pobre, le confesaba en un alarde de sinceridad que no era tan pobre que no tuviera allá en su tierra "... un palomar, que a no estar derribado como está, daría cada año más de doscientos palominos”. Ello explica la legislación emitida por Enrique IV en 1465 y por los Reyes Católicos en 1484, fruto sin duda, de los conflictos que generaban los daños ocasionados por las aves en los cultivos de escasa productividad; así lo expresa la ley dada en Medina del Campo en 1484 por Fernando e Isabel: "Y muchas personas injustamente e individualmente, tiran con la ballesta a las palomas de los dichos palomares, y las matan, así con las dichas ballestas como redes, cebaderos y otros armadijos que para ello hacen, con lo cual los dueños de dichos palomares ya han recibido y reciben mucho agravio y daño ".

El palomar como edificación específica y aislada de la casa se localiza en las comarcas donde es posible una cría abundante, por su relación estrecha a la existencia de grandes extensiones de cultivo de cereal, preferentemente cebada, teniendo sólo que ayudar a la paloma cuando escasea el alimento (de noviembre a mayo).

Se construyen a las afueras del pueblo, ni tan cerca que las palomas, de suyo huidizas, sean espantadas por las gentes vecinas, ni tan lejos que sean presa fácil de ladrones y cazadores furtivos que operen a sus anchas de espaldas al dueño. También se procura la ausencia de árboles en sus inmediaciones para evitar que se acerquen las aves de rapiña. El agua, abundante y próxima, es un elemento capital para que puedan beber y bañarse. Huyen de la orientación al septentrión, generalmente más fría, y buscan el sol de mediodía.

Están edificados de adobe y tapial, en algún caso se recubre con cal. Circulares, cuadrados, poligonales, siempre cerrados sobre sí mismos, con una única y angosta puerta de acceso a un interior donde se multiplican los nichos para que aniden las palomas.

"Algunos son rotundos, circulares, solitarios. Y se alzan como un soplo de tristeza en medio de los campos. Con presencia de edificio antiguo se afanan por mostrarse íntegros y erguidos, a pesar de que tan sólo el aire puebla sus entrañas.

Otros son como paralepípedos. Cuatro paredes y una sola techumbre configuran un espacio que estuvo ayer habitado por plumajes gozosos y temblores de recién nacido.

En el pasado todos fueron señal de cierta o singular principalía, hasta tal punto que hidalgos de gesto y apariencia aireaban su presunta posesión como parte de un patrimonio que fue rico.

Casi ninguno alberga hoy presencia de palomas. Muchos luchan abiertamente para que no se derrumbe el techo. Todos recuerdan aquellos años felices de tráfico de alas y zureos, cuando una campanada despertaba gran revuelo de plumas.

Hoy son vestigio de un tiempo ya pasado y no se sabe si mejor. Apenas es posible hallar en ellos vuelos o estallidos, pues muestran un corazón despojado de ternura. Sólo queda en sus paredes la presencia callada del adobe definiendo los signos más recientes de la memoria perdida".

(Pascual Izquierdo, Guía turística y monumental de la Ribera del Duero, 85).


CABAÑAS O CASETAS

"¿Alguien puede decir cuántas cabañas quedan en Castilla? Tejas llenas de musgo y paredes de adobe definen todavía un espacio único donde se guarda la beldadora o el trillo, algún montón de paja, arreos de animal, utensilios de labranza, cestos viejos, gavillas, telarañas y sueños. 

Estaban -y están- situadas al borde de las eras, al comienzo del huerto o en medio del majuelo y proporcionaban sombra y techo, frescor en la canícula y cierta protección de los aperos. Servían para dormir la siesta en los días de mucho madrugar o, en las tardes de nublado, para protegerse de aguaceros. Más de una exploración de anatomías se realizó bajo su techo y alguna historia de amor adolescente fue consumada en aquel ámbito iniciático. 

Revestidas de la belleza nostálgica de lo que desaparece, se esfuerzan por mantenerse todavía en pie ofreciendo todo lo que tienen: hermosura para la sensibilidad estética, sosiego para la inmortalidad de las arañas y refugio a tordos y gorriones que no hallan otro lugar donde poner sus nidos". 

(Pascual Izquierdo, Guía turística y monumental de la Ribera del Duero, 79)

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