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Procedente del cercano monasterio de Trianos, de origen plenomedieval, este retablo del s. XVIII conserva en su fábrica elementos anteriores, en concreto los magníficos medallones o la escena del Santo Entierro, obras del s. XVI realizadas por Juan de Angers y Guillermo Doncel contratado por Doña Isabel de Quiñones, por 180 ducados, el 25 de agosto de 1545, para la capilla que tenía en propiedad en el monasterio antes citado.
La desamortización de Mendizábal en el s. XIX supuso la desaparición de buena parte de las obras de arte conservadas en los monasterios cuyos bienes pasaron a subastarse. Este retablo tuvo la fortuna de salvarse.

El retablo actual nos ofrece la siguiente iconografía: la hornacina ubicada en la zona central está ocupada por un pequeño crucificado en madera tallada y policromada y en relieve; a ambos lados. Cristo con la cruz camino del Calvario y Cristo orando en el monte de los Olivos. En cuatro medallones están representados de medio cuerpo la figura de los evangelistas. En la calle central debajo del crucificado tenemos en relieve el Santo Entierro, y encima, también en relieve, el Descendimiento de la cruz y Cristo atado a la columna. Restaurado en 2003