Alfonso VII "El Emperador"

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De manos de éste monarca, Sahagún recibe en 1152 un nuevo fuero, que tiende a mejorar la condición de los habitantes de la villa y a relajar los rígidos preceptos antiguos, mediante la desaparición de los monopolios monásticos, la disminución de penas por delitos, etc.


ALFONSO VII EL EMPERADOR. (1105-Fresneda, 1157). Rey de León y Castilla (1126-1157). Hijo de la reina Urraca y del conde Raimundo de Borgoña, su primer marido, en 1111 sus partidarios le proclaman rey de Galicia y en 1126 hereda de su madre el trono castellano-leonés. Su primera preocupación será solventar las tendencias secesionistas que se vienen produciendo desde la muerte de Alfonso VI, en especial a cargo del condado de Portugal, y recuperar los territorios entre Burgos y Carrión, dominados por Alfonso I el Batallador de Aragón tras la separación de la reina Urraca. Muerto éste, la debilidad producida por la separación de los reinos de Navarra y Aragón le permiten acrecentar su poder tanto territorial como político, anexionando Nájera y La Rioja y ocupando Zaragoza y el margen derecho del Ebro. Además, establece su dominio sobre Navarra al hacerse prestar vasallaje por el rey García Ramírez y emprende victoriosas campañas contra los musulmanes que le llevan a tomar Jerez en 1133 y asolar las campiñas de Córdoba y Sevilla.

Firmas de Alfonso VII


En la cúspide de su poder, es coronado emperador en la catedral de León el 26 de mayo de 1135. A partir de este momento, emprende una fuerte campaña de ataque a los territorios musulmanes y logra tomar Oreja (1137), Coria (1142) y Calatrava (1146). En 1147 inicia una fuerte expedición de conquista hacia Almería, que se verá favorecida por el debilitamiento que el Imperio Almorávide sufre desde 1142. La plaza no será abandonada sino hasta diez años después, ante el empuje almohade. Entre tanto, dos episodios puntuales debilitarán la posición del monarca y de sus reinos: la independencia de Portugal y la alianza de Aragón y Cataluña. El afán independentista portugués se vio momentáneamente solventado con la concesión a Alfonso Enríquez de Portugal del señorío de Astorga y el reconocimiento del título de rey, que utilizaba desde 1140, a cambio de reconocer vasallaje a Alfonso VI como emperador. Sin embargo, más adelante el monarca portugués se proclamará vasallo a sí mismo y a su reino de la Santa Sede, con lo que la vinculación efectiva con Alfonso VII quedará definitivamente rota. Por otro lado, el matrimonio entre Petronila, hija del rey aragonés Ramiro II, con el conde Ramón Berenguer IV de Barcelona, supondrá la creación de un poderoso reino rival a partir de 1137 y la entrada en escena de un nuevo e importante elemento a tener en cuenta en el juego estratégico peninsular. Así, en 1151 ambos reinos firman el tratado de Tudellén, que establece los límites de la expansión futura de ambas coronas, cediendo a la catalano-aragonesa el derecho a tomar Valencia, Denia y Murcia a cambio del reconocimiento de vasallaje. La muerte de Alfonso VII se produce en el camino de vuelta de Almería tras la huida provocada por la toma de los almohades. Su testamento retoma la costumbre de repartir los territorios entre los herederos. Así, Sancho se hará cargo de Castilla con el título de Sancho III mientras Fernando será rey de León como Fernando II. Se finaliza de esta manera con la idea de una unidad territorial, política y religiosa de ámbito peninsular conformada como imperio.