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Balada del Río Cea

 

Poesía premiada en la Convocatoria del primer Certamen Literario, Juegos Florales de Sahagún, del año 1959

Lema "De Tierra"

Cristal en arquitectura;
piropo jugando a río…
Pureza de calofrío
en arcángeles de altura.

El Céa es una ternura
duermevelada en el puente.
Es un juglar inocente
que rima amor con ribera
y lleva la primavera
prendida de su corriente.

De su corriente prendida
tiene una sombra en la mano
y, bajo el puente romano,
un águila en despedida.

Aún le duele en doble herida
doble santidad quebrada.
Espuma desconsolada
ocultando el pensamiento
y rizándose en el viento
de saber la voz pasada.

Y, él, sabe una algarabía
de moros sobre su espejo
y recuerda en su reflejo
alfanjes de morería…

El recuerda todavía
-memoria larga y serena-
que en el oro de su arena
hubo un beso enamorado
y hasta hubo un rey derrotado
regándole con su pena.

Pero su pena es de nieve
-nieve de cumbre lejana-
que se vuelve filigrana
de pluma de arcángel leve…

El quiere, de vuelo breve,
remontarse en golondrina
y arrancar, en vez de espina,
una rosa del paisaje
para bordársela al traje
de amor a la Peregrina.

De amor, el Céa, y de beso
-agua de mover molinos-
quiere ignorar los caminos
del
Esla. Quizá por eso
sueña con quedarse preso
junto a la Virgen pequeña.

La Peregrina, risueña,
crisálida y mariposa,
sabe que tendrá la rosa
que la golondrina sueña.

El sueño la Virgen sabe
y se vuelve de cariño
mientras cuenta el cuento al Niño
de cómo es el agua un ave.

Caña y junco; verso y nave;
mi balada se recrea,
se canta y caracolea
para no llegar al mar.
En Sahagún quiere quedar
la golondrina del C
éa.

Manuel Vegas Asin.

 

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