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Estatua Fray Bernardino

 

Celebro muy de veras la sensibilidad del Ayuntamiento de Sahagún, que se dispone a conmemorar cumplidamente el centenario de uno de sus hijos más ilustres. Me estoy refiriendo, claro está, al quinto centenario del nacimiento del franciscano fray Bernardino de Sahagún. En 1940 otro fraile, esta vez agustino, el padre Casiano García, reprocha a los alcaldes de Sahagún, que lo fueron en ese año Julio Cuenca de la Red y Antonio Mantilla Alcántara, que fray Bernardino no tuviera ni una calle en su villa natal. Repitió el reproche en su libro "Leoneses en América", editado en 1946, siendo alcalde Julio Arroyo Pucheu. No podríamos formular semejante reproche al alcalde de hoy, a Marino Rodríguez, quien prepara para finales de septiembre del año en curso, un congreso internacional de gran resonancia sobre fray Bernardino de Sahagún y su tiempo. Este congreso, con participación de universidades y de sabios de primera línea de medio mundo, puede constituir un acontecimiento cultural que cierre con broche de oro el siglo veinte en Sahagún.
Pero el olvido del sahagunense Bernardino de Ribera, del antropólogo y misionero fray Bernardino de Sahagún, ya había sido subsanado, al menos en parte, con el homenaje que le tributó la provincia de León, en 1966, dentro del programa del VI Día de las Comarcas Leonesas.
Bajo auspicios de la Diputación Provincial, esta celebración arrancó unos años antes, en la Montaña de Boñar y siguió por Maragatería y otras comarcas de León. Pretendía la Diputación exaltar valores y significados de esa rica variedad que configura el mosaico de las comarcas leonesas. Y en 1966, del 5 al 11 de junio, le tocó el turno a Sahagún y su comarca, centrando varios de los actos en la figura y la obra de fray Bernardino y obviando así cualquier preterición de tan esclarecido hijo de la villa.
De esas jornadas comarcales de 1966 data la colocación de la estatua de fray Bernardino de Sahagún que se levanta hoy frente a las oficinas de Caja España, en la remozada plaza donde confluyen la Avenida de la Constitución y la callecita de los Informantes, de los aborígenes que ayudaron al fraile sahagunense en la búsqueda de datos y documentación para su obra. Vamos a recordar como fueron aquellos episodios sahagunenses de cuando pusieron la estatua de fray Bernardino. (Personalmente, vuelvo con nostalgia a las calendas de junio de 1966, porque corrían las vísperas de mi traslado de la capital leonesa a otras latitudes e hice sobre Sahagún algunas de mis últimas crónicas para el Diario de León).
Era, a la sazón, alcalde de la villa el notario Tomás Sobrino Álvarez, asturiano de nacencia y de pro. Había sustituido en la alcaldía a Silvio Alaíz Franco y fue sustituido después por Eusebio González Mayorga.
Por aquí, por Sahagún, aparecieron los prohombres de la época, el gobernador civil, Luis Ameijide Aguiar, el presidente de la Diputación, Antonio del Valle Menéndez, el subjefe provincial del Movimiento, Horacio Martín Gutiérrez, etc. También vino José Martínez Llamazares, alcalde de León y natural de Villada, hombre bienquisto y de muchas amistades en Sahagún. No se dejó ver, en cambio, el obispo de León, Luis Almarcha, si bien, en su lugar, vistió los ornamentos pontificales el abad mitrado de la Trapa de Venta de Baños, don Buenaventura Ramos Caballero, nacido en Villamuñío, en la comarca de Sahagún.
El programa arrancó el 5 de junio y en un concurso agropecuario, fueron distinguidos con los principales premios hombres en pleno apogeo, como Baltasar Torbado, de San Pedro de las Dueñas, Mariano Martínez Infante, Nicolás Tocino y Julio del Corral Font, de Sahagún. Sobre el entonces muy en boga Plan de Tierra de Campos pronunció una conferencia el gerente del mismo plan, Federico Muñoz Durán.
La celebración del VI Día de las Comarcas Leonesas en Sahagún tuvo su reina, Josefina Martínez Retuerto, acompañada de una brillante corte de honor, que integraban las señoritas sahagunenses Carmelina de Alaíz Hidalgo, Mari Carmen Esgueva Cid, Mari Carmen Martínez Cardeñoso, Pilar Conde Güiles, Juanita Rodríguez Alaíz, Maria Carmen Madrigal Devesa, Begoña González Luna y María del Pilar Hidalgo Bermejo. Todas resplandecientes, todas de blanco lo mismo para las liturgias de la iglesia de San Tirso que para los actos profanos del Cine Ideal, los del Ayuntamiento, los del Casino y los que hubo al aire libre. La reina llevaba diadema y una medalla que le entregó el presidente de la Diputación y las damas de honor portaban obsequios de ceremonia. En alguna oportunidad debieron cubrirse con ropas de abrigo, como en el paseo que, a las once de la noche del día 10, dieron desde el Ayuntamiento hasta la velada poética del Cine Ideal, pues hacía mucho frío y había llovido horas antes.
Actuó como mantenedor de las jornadas literarias el periodista y crítico literario Dámaso Santos, el cual pronunció esta frase: "Serán los ojos de la reina y de sus damas de honor los que, llenos de esperanza, presenciarán el progreso de la Tierra de Campos". La verdad es que no se si acertó Dámaso Santos. nacido en Villamañan y aupado a las altas esferas de la literatura en Madrid. No sé si los ojos de Josefina y los de su corte de honor han seguido mirando a los campos de Sahagún o contemplan otros paisajes. Y pongo en duda, desde luego, el progreso de la Tierra de Campos.
El primer premio de pintura, entre casi sesenta cuadros, se lo dieron a uno titulado "La despoblación", del que era autor Francisco Rodríguez, de Salamanca. En el cuadro aparece un pueblo con las casas medio caídas y sin nadie en las calles. El premio estaba dotado con medalla de oro y 30.000 pesetas.
Con el certamen de poesía ocurrió una anécdota muy chusca. El primer premio, de 25.000 pesetas, fue concedido al corpulento poeta Luis López Anglada, capitán de hombres y de versos, residente en Madrid, por un libro titulado "En un lugar del corazón".
Abiertas las plicas de dos accésits de 3.000 pesetas cada uno, resultaron corresponder a Gaspar Moisés Gómez, residente en León, y a José Joaquín González Cuenca, nacido en Sahagún. Mas hete aquí que este último hacía constar que, caso de no conseguir el primer premio, renunciaba al accésit que le pudieran otorgar. Con tal argumento, el jurado adoptó la sentencia salomónica de acumular la cuantía de los dos accésits a nombre de Gaspar Moisés Gómez por un monto total de 6.000 pesetas. González Cuenca presentó un libro titulado "Seis poemas de homenaje a los hombres y a las cosas de Sahagún", bajo el lema de "La villa desnuda". López Anglada ni se enteró y siguió preparando madrigales para la reina y las damas.
El homenaje a fray Bernardino de Sahagún comenzó el día 10 de junio en el paraninfo de la Facultad de Veterinaria de León.
Primeramente pronunció una conferencia magistral Ciriaco Pérez Bustamante, catedrático de la Universidad de Madrid y rector magnífico de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Ante las autoridades académicas de León, el Sr. Pérez Bustamante glosó la figura de fray Bernardino como evangelizador de la Nueva España.
El igualmente catedrático de la Universidad de Madrid y a la vez director del Seminario de Estudios Americanistas, Manuel Ballesteros Gaibrois, expuso un detallado estudio sobre la "Historia de las cosas de la Nueva España", la obra fundamental de fray Bernardino de Sahagún a la que consideró como monumento básico y documento antropológico indispensable para conocer la cultura y la civilización mexicanas.
La jornada del día 11, que era sábado de mercado, comenzó con una misa en la iglesia facundina de San Tirso, que ofició don Buenaventura Ramos Caballero, seguida de la inauguración de la biblioteca municipal, situada detrás del Ayuntamiento.
Ese día, y en piedra, volvió a Sahagún fray Bernardino, tras más de cuatrocientos años de andanzas por México quedó alzada a las cinco de la tarde. Costeada a expensas de la Diputación Provincial de León, es de piedra de Boñar y lleva la inscripción siguiente:
FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN. SAHAGÚN 1499-MÉJICO 1590 MISIONERO Y EDUCADOR DE PUEBLOS; PADRE DE LA ANTROPOLOGÍA DEL NUEVO MUNDO. DIA DE LAS COMARCAS LEONESAS 11 DE JUNIO DE 1966/ LA PROVINCIA DE LEÓN A FRAY BERNARDINO DE SAHAGÚN. SAHAGÚN XI-VI-MCMLXVI.
El monumento fue bendecido por el abad trapense de Villamuñío, que se caló la mitra, capisayos y demás adminículos sagrados ante una gran cantidad de sahagunenses fiesteros, enfervorizados y aplaudidores. Estaban allí, entre los asistentes, dos de los autores de la estatua, Valentín Yugueros y Laureano Villanueva, noveles de edad y tarea, pero consagrados con esa obra. Por encontrarse en la mili y a consecuencia de haberle negado el oportuno permiso sus jefes, no pudo asistir el tercero de los escultores, José Ajenjo Vega, natural de Villacintor, pupilo de aquellas en el taller leonés del famoso escultor Víctor de los Ríos y reciente restaurador del retablo del altar mayor de Calzadilla de los Hermanillos y de la talla de la Virgen de Perales en Bercianos del Camino.
Desde la balconada del Casino, forrada con una larguísima bandera de España, y ante la estatua de fray Bernardino de Sahagún hubo aclamaciones de circunstancias, discursos campanudos y no campanudos. En la balconada refulgía el ejército blanco de Josefina Martínez Retuerto y su corte de honor.
Autor: Félix Pacho Reyero. (Diario de León 1999)

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