Martínez

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MARTÍNEZ

   
       

De azur, un castillo de plata acalarado de gules puesto sobre ondas de agua de azur y plata, con un ciervo al natural en actitud de entrar por la puerta del castillo.

   

Apellido patronímico derivado del nombre propio Martín. Ofrece todas las particularidades y características de los apellidos de su misma naturaleza, tales como Pérez, Gutiérrez, García, Fernández, etc. Su origen se encuentra en la antigua y generalizada costumbre de convertir en apellido el nombre de pila del padre u otro antecesor y aplicarlo a los hijos o descendientes. En este caso se ha derivado del popular nombre Martín/o y significa sencillamente "hijo de Martín/o". La terminación de "es" o "ez" en español quiere decir "hijo de" e indica el origen patronímico del apellido.

El nombre Martín, muy frecuente y abundante por España, proviene del nombre personal latino martínus, gentilicio derivado de Mars, Martis, en español Marte: Dios romano de la guerra, y también: " hombre marcial, belicoso, guerrero ". El nombre ha sido muy usual en toda Europa, desde la Edad Media hasta nuestros días, a causa del célebre por san Martín obispo de Tours (siglo IV), que compartió su capa con un mendigo. Y en España por Martín I el humano (1356-1410), rey de la corona de Aragón.

El apellido se encuentra extensamente difundido por toda España y América. Como consecuencia de su abundancia y naturaleza lo han llevado y lo llevan incontables familias y linajes de muy distinto origen y procedencia, sin que exista entre ellos ninguna relación de parentesco, ni la más leve y primitiva comunidad de sangre, Por lo que no existe relación genealógica entre la mayoría de ellos. Debido a la difusión y abundancia del apellido, se generalizo la costumbre de añadirle el lugar de origen o la plaza conquistada, formándose los apellidos compuestos por Martínez de ... , y así tenemos entre otros a los Martínez de Arellano, Martínez de Checa, Martínez de Marcilla,etc. y así muchos más.

Fueron muchos los caballeros apellidados Martínez que probaron su hidalguía y nobleza ante las corporaciones nobiliarias, en las que deseaban ingresar. Así se les encuentran en las Ordenes militares de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa, Carlos III y San Juan de Jerusalén; en las Reales Chancillerías de Valladolid y de Granada; en la Real Audiencia de Oviedo, y en la Real Compañía de Guardias Marinas. Durante siglos, los Martínez estuvieron presentes en todas estas instituciones nobiliarias españolas, unas veces en solicitud de probanza de su limpieza de sangre y otras litigando diversas familias del apellido en defensa cada una de aquellos que entendían sus derechos sobre la otra.

Entre los diversos títulos nobiliarios que poseyeron podemos destacar: A don Pedro Martínez Feijó nombrado Conde de Troncoso el 2 de septiembre de 1762; A don Manuel Martínez y Pérez Hernández fue creado Marqués de Romeral; y don Carlos Martínez de Irujo que obtuvo el título de Marqués de Casa Irujo.

Las casas más antiguas que se conocen de Martínez estuvieron ubicadas en Asturias y Galicia. Por tanto, todas las ramas parten de dichos lugares geográficos, extendidas después por el resto de la Península.

- En la provincia de León, encontramos en: Columbrianos, Espinareda, Espinosa de la Ribera, Fabero, Lago, Losilla, Otero de las Dueñas, Ponferrada, Robles, San Andrés de Montejos, San Miguel de las Dueñas, San Pedro de Castañero, Santo Tomás de las Ollas, Sésamo, Valdesamario y Villacedré.

- En la provincia de Palencia, en Amusco, Carrión de los Condes y Lebanza.

- En la provincia Valladolid en: Peñafiel, Portillo y torrelobatón.

Entre los primeros Martínez famosos encontramos a Diego Martínez de Alava, caudillo español que ya en 1492 capitaneó algunos alaveses en la toma de Granada. Figuró en la toma de Estella y en la batalla de Noain.

Entre los conquistadores que pasaron al Nuevo Mundo llevando como apellido Martínez, hay que destacar a Domingo Martínez de Irala, nacido en la villa de Vergara en 1.509. Siendo el año 1.535 tomó parte en la expedición de don Pedro de Mendoza, al Río de la Plata, participando en lo que fue la primera fundación de Buenos Aires. Posteriormente mandó uno de los tres navíos que componían la flota de Juan de Rolas remontándolos ríos Paraná y Paraguay y en el puerto de Candelaria quedó Martínez de Irala como lugarteniente con parte de la tropa, mientras Ayolas continuaba su viaje de exploración. En 1.540, al morir Ayolas, Martínez de Irala decidió regresar a Asunción dado que allí los indios eran más pacíficos y las tierras más ricas. Como a comienzos de 1.542 llegara el nuevo Adelantado, Alvar Nuñez Cabeza de Vaca, se organizó otra expedición hacia el Chaco al mando de Martínez de Irala, que fundó el Puerto de los Reyes. Disgustado por lo que entendía merma de su autoridad. Martínez de Irala fraguó una conspiración que apresó a Cabeza de Vaca y lo envió a España. Organizó una nueva expedición en busca del anhelado Río de la Plata, compuesta de unos 300 españoles. Y entretanto, en Asunción, los partidarios de Cabeza de Vaca habían destituido y decapitado a Francisco de Mendoza, lugarteniente de Martínez de Irala. Regresó éste consiguiendo imponer de nuevo su autoridad, aunque su gobierno fue muy duro con los indios y con los españoles, no cabe duda de que sentó las bases para el futuro del Paraguay. Toda su vida estuvo obsesionado con las leyendas de los legendarios tesoros y fue uno de los que dieron crédito a la célebre fábula, porque de eso se trataba, de El Dorado Esta leyenda, como se sabe, se refería a un fabuloso rey que cubría su cuerpo con polvo de oro, tanto era el metal aurífero que abundaba en sus tierras. Absurda historia en la que también creyó el vasco Lope de Aguirre, con las funestas consecuencias que su locura le acarreó no sólo a él sino a cuantos hombres le acompañaron en su alocada expedición en busca de tal rey.

Entre los Martínez, cabe señalar a otro caballero de este apellido, don Carlos Martínez de Irujo, que obtuvo el título nobiliario de Marqués de Casa Irujo y fue un destacado político y hombre de Estado.

Sería asimismo injusto dejar en el olvido al general don Arsenio Martínez Campos, prestigioso militar español, cuya acción se desarrolló casi por entero en la isla de Cuba, pero cuyo acto más célebre se refiere al pronunciamiento militar que encabezó en Sagunto el 29 de diciembre de 1.874, proclamando a Alfonso XII como rey de España, restaurando así la monarquía borbónica en la persona del joven príncipe hijo de la reina doña Isabel II. De acuerdo con numerosos historiadores, este acto nunca contó con la aprobación de Cánovas del Castillo que hubiera preferido que dicha restauración se hiciera por métodos civiles y no militares. El general Martínez Campos reanudó su lucha esta vez contra los carlistas, pasando después a Cuba. Hay que destacar que siempre se caracterizó por sus esfuerzos en humanizar las guerras en las que participo.

En lo que se refiere a las ramas del apellido Martínez que pasaron a América, este se extendió muy rápidamente por todo el continente. Los primeros registros del apellido Martínez hacen mención de un Esteban Martínez, nacido en Aibar en 1586. Su hijo el capitán Martín Martínez pasó hacia 1634 a las Indias donde sirvió con cargos militares en Buenos Aires y Chile, y también fue Regidor perpetuo en Quito. Un Claudio Martínez de Pinillos y Ugarte, nacido en La Habana en 1832 e hijo del Conde de Villanueva, ingresó en la Orden de Santiago en 1844.

Entre los descendientes de los españoles del apellido Martínez, pueden citarse a numerosos políticos y militares: José María Martínez, hondureño que alcanzó la presidencia de aquel país; Tomás Martínez, nicaragüense, que asimismo des pues de ser jefe del Gobierno, llegó a la presidencia de la República de Nicaragua; Juan Martínez de Rozas, (1759-1813) político chileno nacido en Argentina, , fue abogado y erudito, que luchó en las guerras por la independencia de aquella nación en 1810 ; Enrique Martínez Digido, militar y político uruguayo, ministro de la guerra de su país, pero que se vio envuelto en numerosas conspiraciones lo que le obligó a emigrar a Argentina donde murió; Carlos Martínez Moreno, célebre novelista uruguayo.

Y en lo que se refiere a España, la lista de aquellos del apellido Martínez que se han distinguido en la política, la literatura y las bellas artes, sería larguísima, Basta con recordar a Francisco Martínez de la Rosa (1787-1862), poeta, historiador y diplomático español que escribió "La conjuración de Venecia" y el poema neoclásico "Edipo". al dramaturgo Martínez Sierra, al escultor Juan Martínez Montañés, al poeta Antonio Martínez de Meneses, al escritor Juan Martínez Villergas, etc. etc.