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El Santo Oficio de la Inquisición en Sahagún: El expediente de limpieza de sangre de Gregorio de Robles (año 1665)

Entre el 16 de septiembre y el 9 de octubre del año 1665, el Santo Oficio de la Inquisición, encabezado por el comisionado Tomás Ramos y el notario Juan de Noguera y Neira, permaneció ininterrumpidamente en Sahagún. Pero... ¿qué motivó que esta institución se asentara en nuestra villa durante 24 días consecutivos?

Bien sabido es que, desde su fundación por los Reyes Católicos, el objetivo fundamental de esta institución fue la erradicación y castigo de la herejía. Sin embargo, los ministros desplazados hasta Sahagún tenían otra misión bien distinta: recabar toda la información posible sobre la genealogía y limpieza de sangre de Gregorio de Robles, natural de nuestra villa y aspirante a ingresar en el Santo Oficio, lo que conocemos gracias a un documento inédito que hemos hallado en el Archivo Histórico Nacional (Madrid).

Y es que una de las principales atribuciones de la Santa Inquisición fue la de controlar el acceso a las instituciones públicas. Por eso, el hecho de que un vecino de Sahagún quisiera desempeñar un cargo en el Santo Oficio desencadenó una auténtica actividad detectivesca con la que se pretendía averiguar si el candidato descendía de judíos, musulmanes o penitenciados por el Santo Oficio y si realmente tanto él como sus antepasados eran “cristianos viejos”. Puesto que estas pruebas de “limpieza de sangre” constituían un concienzudo proceso de investigación, la indagación realizada a Gregorio de Robles nos permite contar hoy con un documento de más de 300 folios repleto de información sobre la villa y gentes de Sahagún de hace más de 350 años.

El procedimiento comenzó el 16 de septiembre de 1665 con la llegada a Sahagún de los ministros del Santo Oficio desde la ciudad de Valladolid y el inicio de los interrogatorios a 20 vecinos, seleccionados entre los más ancianos del lugar y algunos familiares, que debían verificar la limpieza de sangre del aspirante y de su linaje. De este modo descubrimos un amplio elenco de moradores con oficios muy diversos, como Blas de Comillas, que era párroco en Codornillos, Marcelo de Barriales Castro, presbítero beneficiado de la iglesia de San Tirso, Antonio Fernández, que por entonces ocupaba el cargo de procurador de la villa, los hidalgos Juan del Soto y Juan de Escobar Cuevas o el amplio número de presbíteros, escribanos y labradores, amén de algunas mujeres como Catalina Rojo, Mariana Martínez, viuda de Pedro Díez (antiguo miembro del Santo Oficio de la Inquisición) y María de Flores Calderón, viuda del platero Manuel de Escobar.

Durante los interrogatorios, los testigos tuvieron que responder a preguntas tales como si conocían a Gregorio de Robles y a sus padres y abuelos, si todos ellos eran cristianos viejos “limpios de limpia sangre” y tenían buena reputación, si habían sufrido alguna condena o si circulaba algún rumor contra ellos. Las declaraciones obtenidas por el Santo Oficio nos han legado una valiosa información que hoy nos permite reconstruir la genealogía del aspirante. Así, sabemos que Gregorio de Robles ejercía como escribano en Villacarralón (Valladolid), su padre Juan de Robles, ya difunto, había sido escribano real y escribano del número de Sahagún, su abuelo paterno, también llamado Gregorio de Robles, vivió en las casas situadas en la “cruz verde” y fue curtidor y regidor (alcalde) de Sahagún, mientras que su bisabuelo materno, “fulano” Gutiérrez, desempeñó el oficio de platero después de trasladarse desde la ciudad de León con su mujer e hijas.

Auto de Fe de la Inquisición. Francisco de Goya

Ninguno de los interrogados entre septiembre y octubre de 1665 puso en duda la limpieza de sangre de Gregorio de Robles y su familia, pero eso no era suficiente para la Inquisición. Quienes aspiraban ingresar en esta institución también debían probar su “buena reputación” y que su familia no estuviese “manchada” por ningún rumor. Pero un obstáculo se interpuso en el camino de Gregorio de Robles: ciertos vecinos decían haber oído que Juan de Almanza había llamado al padre de Gregorio “MAL NACIDO”.

Probablemente hoy este hecho resulte anecdótico, pero para el Santo Oficio era un suceso grave que no sólo desacreditaba al aspirante y a su familia, sino que ponía en duda su limpieza de sangre. Por eso las averiguaciones se dirigieron entonces a esclarecer el asunto y se interrogaron nuevamente a varios vecinos de Sahagún, entre ellos el implicado Juan de Almanza. El asunto quedó zanjado cuando este último afirmó no recordar haber tenido disputa verbal con Juan de Robles ni con otros miembros de su familia.

No obstante, nada se escapaba a la atenta mirada de la Inquisición. El hecho de que algunos vecinos de Sahagún afirmasen que el aspirante contaba entre sus apellidos con el de Pedrosa desembocó en una nueva vía de investigación. Gracias a ello sabemos que los Pedrosa eran un antiguo linaje de Sahagún, emparentados en segundo grado con los Robles, y que María de Pedrosa y su esposo, el médico Figueroa, habían fundado una capellanía en la iglesia de la Santísima Trinidad, “con carga de una misa rezada el viernes de casa semana en el altar de San Jerónimo” y cuyas rentas disfrutaba el tío de Gregorio de Robles.

Pero la Santa Inquisición no se conformaba con los testimonios verbales que había recabado, necesitaba pruebas fehacientes sobre la limpieza de sangre de Gregorio de Robles y, por ese motivo, el 23 de septiembre de 1665 emitió un auto por el que obligaba a todos los escribanos y párrocos de la villa a revisar sus archivos para hallar información documental sobre el interesado y su genealogía. Este último paso dado por la Inquisición nos ha permitido saber que en ese año nuestra villa contaba con la considerable cifra de 8 escribanos reales, cuyos nombres eran Gregorio Ramírez de Comillas, Diego García Flórez, Matías de la Plaza, Juan Ruiz del Val, Gregorio de comillas, Andrés Serrano de Dueñas, Diego Martínez y Gregorio de Robles, a los que se sumaba el “escribano de millones” Juan de Almanza, el mismo que había sido acusado de llamar “mal nacido” al padre del aspirante a familiar del Santo Oficio.

Más interesantes son aún los datos desprendidos de la pesquisa realizada en los archivos parroquiales de la villa. La investigación inquisitorial nos permite saber con cuántas iglesias contaba Sahagún en 1665, cuáles eran sus párrocos y qué antigüedad tenían sus libros de bautizados, velados (casados) y difuntos. De la lectura del documento extraemos que Sahagún tenía por entonces las siguientes ocho iglesias parroquiales a cargo de sus correspondientes párrocos:

Iglesia de Santiago

Iglesia de Santa María la Nueva. Párroco: Manuel García Corbete.

Iglesia de San Pedro. Párroco: Manuel de Villamor

Iglesia de la Santísima Trinidad. Párroco: Gaspar Sánchez

Iglesia de San Lorenzo. Párroco: Juan de Quintanilla

Iglesia de Santa Cruz. Párroco: Gregorio de Poza

Iglesia de San Tirso. Párroco: licenciado Puente, que además era provisor de la villa.

Iglesia de Santiago. Párroco: Baltasar Mata.

Iglesia de San Martín. Párroco: Juan de Robles.

Una relación en la que, evidentemente, no se incluían iglesias conventuales y monásticas como las de San Francisco (La Peregrina) o San Benito.

Siguiendo con el proceso de investigación de la genealogía de Gregorio de Robles, hallamos que los primeros registros de bautizados y difuntos con los que contaba Sahagún eran los de la iglesia de la Santísima Trinidad, que se conservaban desde el año 1527, mientras que el “libro de velados” (desposados) más antiguo era el de la iglesia de Santa María la Nueva, cuya primera anotación databa del año 1568.

Pero donde el Santo Oficio de la Inquisición halló noticias relativas a Gregorio de Robles fue en el archivo parroquial de San Lorenzo. Allí se encontró su fe de bautismo realizada el 22 de junio de 1626 y la de su padre Juan, que había sido registrado en julio de 1580 y bautizado por su tío el bachiller Pedrosa. Con esta información quedaba demostrada la limpieza de sangre de Gregorio de Robles, por vía paterna, y resuelto el enigmático asunto de su apellido Pedrosa. Pero la Santa Inquisición no había hecho más que empezar con sus indagaciones. El 9 de octubre del año 1665 los ministros del Santo Oficio abandonaban la villa de Sahagún para iniciar el mismo procedimiento con la genealogía de su madre, lo que les llevaría a visitar Villada y Mazuecos.

Finalmente, tras no pocas incidencias en estas villas, donde algunos vecinos declaraban un origen judío para el apellido materno Herrezuelo y otros que uno de sus tíos había estado preso, los Señores Inquisidores se reunían en Valladolid el 25 de febrero de 1666 para honrar a Gregorio de Robles, natural de Sahagún, con el título de “familiar de este Santo Oficio”. Con todo, hoy podemos asegurar que la Inquisición no sólo estuvo en Sahagún, sino también que al menos dos de nuestros vecinos (Gregorio de Robles y Pedro Díez) pertenecieron al Santo Oficio durante el siglo XVII.

Joaquín García Nistal

Profesor de la Universidad de León

 

 
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