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Iglesia de Nuestra Señora de Arbas

GORDALIZA DEL PINO

Fachada principal

Ábsides mudéjares

La IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE ARBAS es un ejemplo característico de la arquitectura románica en ladrillo que se desarrolla en el entorno de Sahagún en una fase tardía del estilo (siglo XIII). Como es norma habitual, el edificio ha llegado hasta nuestros días con algunas reformas y añadidos de épocas posteriores, aunque en conjunto se adivina bien su traza original. El primitivo edificio presentaba una planta basilical de tres naves rematadas en una cabecera triple de ábsides semicirculares –más grande el central– con sus correspondientes tramos rectos. En el siglo XIV el ábside del evangelio fue transformado en una capilla cuadrada cubierta con una bóveda gótica de crucería, en cuyo interior se descubrieron en 1997 unos murales pictóricos del último cuarto del siglo XV que fueron analizados en su día por Luis Grau. La parte mejor conservada es la correspondiente a la cabecera, pese a haber sido objeto también de importantes modificaciones. El ábside de la epístola consta de un zócalo de cal y canto sobre el que se eleva la fábrica de ladrillo decorada con tres órdenes de arquerías ciegas separadas por frisos de sardineles y esquinillas. En el primer y segundo nivel se distribuyen arcos simples de medio punto que en ocasiones parecen tender hacia un ligero apuntamiento como consecuencia de su irregular trazado. En el último cuerpo se abren cinco arcos doblados de poca altura y sobre ellos diez pequeños recuadros o nichos rectangulares que potencian el claroscuro del muro. Por encima, un friso de esquinillas marcaba la altura de la primitiva cornisa que fue destruida al recrecerse la capilla. Similar decoración se extendería a lo largo del tramo presbiterial que fue posteriormente reformado. El ábside central, de mayor altura y también recrecido en época posterior, presenta un esquema decorativo casi idéntico con la particularidad de incorporar algunos arcos de herradura en su cuerpo bajo y de tener un nivel más de arquerías en las que alternan los ladrillos dispuestos en vertical y horizontal. En el interior, ambas capillas se cubren con bóveda baída en el presbiterio y de cuarto de esfera en el hemiciclo.

En los muros norte y sur se abren dos portadas formadas por un arco túmido enmarcado por alfiz. Este tipo de arco es característico de una cronología más avanzada, lo que parece ser síntoma de una primera reforma realizada en torno a la primera mitad del siglo XIV. El cuerpo de iglesia está estructurado en tres naves separadas por pilares rectangulares sobre los que apoyan arcos apuntados inscritos en recuadros y se cubren con una techumbre plana de época moderna que oculta otra anterior de madera. Según Manuel Valdés Fernández esta parte del templo fue reformada en los primeros años del siglo XVI y probablemente de entonces sean los arcos rebajados que se practicaron en el presbiterio de la capilla mayor para facilitar el paso a las laterales. También parecen tardíos los arcosolios apuntados que jalonan el tramo más oriental de los muros del evangelio y de la epístola. El análisis de los elementos que configuran la fábrica de la iglesia de Gordaliza define un arte popular y torpe que intenta seguir los patrones marcados por el foco de Sahagún, pero sin asimilarlos del todo. Algo que bien pudo llevarse a cabo en las primeras décadas del siglo XIII. Como es habitual en este tipo de edificios, el mayor empeño constructivo y decorativo se encuentra en los ábsides, aunque en este caso las buenas intenciones quedaron ensombrecidas por la escasa destreza técnica de sus artífices.

Texto: AMMT 

Bibliografía: Barquero Goñi, C.; Enríquez de Salamanca, C.; Fernández Flórez J.A.; Gómez-Moreno, M.; Grau Lobo, L.; Herrero de la Fuente, M.; Mínguez Fernández, J.M.; Martínez Díez, G.; Risco, M.; Rodríguez Fernández, J.; Valdés Fernández, M. 

El retablo de la iglesia parroquial de Gordaliza del Pino se compone de banco, dos cuerpos, tres calles (la central de mayor anchura) y un pequeño ático.

Se ignora quien realizó la obra, aunque en las pinturas se observa una clara influencia del vallisoletano Juan de Villoldo. La excelente policromía de la mazonería, se debe al riosecano Martín Alonso, cuyo trabajo fue tasado el 5 de enero de 1574 en 44.500 maravedíes.

El banco de compone de figuras santas y tres relieves en formato horizontal con representaciones de la Pasión de Cristo. La calle central la ocupan dos grupos escultóricos también pasionales: en el cuerpo superior la Flagelación y en el inferior el Llanto sobre Cristo muerto, ambos de influencias junianas. Este autor desconocido también debió trabajar en el retablo de Vallecillo. Las pinturas de las calles laterales contienen en el primer cuerpo el Noli me tangere y el Descenso al limbo y en el segundo la Resurrección de Cristo y la Transfiguración. Restaurado en el año 2005

 

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